_
_
_
_
Informe del Senado sobre las grandes inundaciones de 1982 / 1

Un fallo general de comunicaciones, meteorología y defensa agravó los efectos de las riadas del otoño pasado

Debido a la velocidad con que sobrevienen las inundaciones en estas cuencas, el Senado destaca la importancia de contar con buenas previsiones meteorológicas y una rápida transmisión de noticias. Pues bien, en el otoño de 1982 los servicios meteorológicos e hidrológicos no advirtieron de la inminencia del peligro; la transmisión de noticias falló en casi todas partes; las compuertas de algunas presas funcionaron deficientemente; los ayuntamientos habían permitido la instalación de cultivos y fábricas junto al cauce de ríos de fuerte pendiente; y una vez producida la emergencia, la descoordinación de servicios y recursos estuvo a la orden del día.Según el informe conocido por este periódico, que próximamente será presentado al pleno de la Cámara, la situación registrada en Valencia durante las primeras horas de la riada fue "caótica". Dice que en Alcira, centro geográfico de la inundación, "no había ningún sistema organizado de protección civil", y que en Albacete no fue posible encontrar lanchas para salvamentos ni camas suficientes en los hospitales. Varios transformadores de energía eléctrica de Alicante estaban instalados en sótanos, y el parque móvil del ayuntamiento emplazado en un barranco, con lo cual aquéllos y éste quedaron rápidamente cubiertos por las aguas Tampoco había una organización satisfactoria en Murcia, "pero como allí la avenida pudo ser controlada, las medidas de protección civil no se echaron en falta".

Más información
El Icona invertirá 600 millones de pesetas en Valencia para la prevención de inundaciones

La recopilación de desastres sigue por Aragón y Cataluña. En varias localidades de Huesca se carecía de helicópteros para salvamento en los valles pirenaicos -actualmente, la ayuda que más fácilmente les llega procede de la base francesa de Coteret- y no hubo comunicación telefónica ni radiofónica. En la comarca de Seo de Urgel fallaron los grupos electrógenos, y en la de Sert, los pueblos de montaña quedaron aislados una decena de días. También los vecinos se mostraron renuentes: durante las inundaciones del Segre "destaca, entre otras fallas, la incredulidad de los ciudadanos a los avisos sobre la inminencia y magnitud del peligro y la explicable resistencia al abandono de hogares cuando las autoridades lo creyeron necesario".

La comisión constata un problema de origen en la red de telecomunicaciones, que es su desarrollo "espontáneo" y no planificado, con multiplicidad de redes y de organismos administrativos responsables de los mismos. En estas circunstancias, los caminos y los ferrocarriles del área afectada quedaron interrumpidos durante las riadas, por lo que la transmisión de noticias dependió casi exclusivamente de las telecomunicaciones. Pero estas últimas sufrieron un "fracaso general", y tras la interrupción de redes viales y telefónicas no quedó más comunicación que la establecida por radio.

"Hay que reconocer", indica el informe, "que los radioaficionados prestaron servicios muy valiosos, pero en su afán de ayudar utilizaron excesivamente las radioemisoras, produciendo la saturación de la banda y más algarabía que claridad en los mensajes". También contribuyeron a la difusión de noticias no bien confirmadas, en unos casos demasiado tranquilizadoras y en otros, francamente: alarmistas. Así, en la comarca de Lérida, ya en plena inundación, se difundió la noticia de que llegaba una nueva crecida por rotura de una presa en un afluente del Segre en territorio francés; luego se informó que el embalse era muy pequeño y no había que temer ningún daño, y, posteriormente, que no se había roto ningún embalse.

Imprevisión meteorológica

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Solamente funcionaron bien las redes de radiocomunicaciones de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, dotadas de equipos móviles de buena calidad, con alcances importantes y repetidores, que prestaron servicios "muy fiables y eficaces", según la comisión.

Durante las inundaciones, los centros de decisión de las confederaciones hidrográficas no pudieron comunicarse con las estaciones de observación de los embalses y cauces de los ríos ni, a veces, con los poblados próximos. Las comunicaciones telefónicas no funcionaron y las radiofónicas no fueron posibles, bien por carencia de emisoras o por falta de electricidad. "Los perjuicios causados por esta incomunicación fueron incontables y podrían haberse evitado de haber existido redes bien establecidas, capaces de asegurar en todo tiempo -aun en los de fuertes tormentas- las comunicaciones internas en cada cuenca".

Los servicios meteorológicos e hidrológicos tampoco estaban a la altura adecuada. Tras visitar las zonas afectadas, la comisión describe una abundancia de estaciones pluviométricas, "atendidas por observadores voluntarios o modestamente retribuidos, que anotan a una hora determinada la precipitación recogida en las 24 horas precedentes y la transmiten con mayor o menor dilación a una oficina central; pero escasean los pluviógrafos y las estaciones climatológicas capaces de registrar la información detallada que se necesita en el caso de precipitaciones extraordinarias".

Tanto en lo que se refiere a la meteorología como a la hidrología, la comisión advirtió la falta de equipos modernos de observación que, conectados con una oficina central, permitan estimar las características de una avenida y tomar medidas tales como maniobra de compuertas y protección civil.

La presa de Tous

Por lo que se refiere al controvertido asunto de la presa de Tous, el informe no determina claramente cuál fue el grado de influencia de la rotura del embalse en la inundación. Da a entender que el fallo de las compuertas durante las primeras horas de la riada tuvo consecuencias positivas, ya que al no abrirse retuvieron las aguas del Júcar durante algún tiempo; "pero el desborde de la presa y su rotura posterior produjo un nuevo aumento del nivel de la inundación, pasando de unos 3 metros sobre las calles de Beneixida a más de 5 metros".

"Este segundo golpe de agua y la retención producida por los terraplenes de la carretera y del ferrocarril, hicieron llegar las aguas en las calles céntricas de Alcira hasta más de 5 metros sobre su pavimento. Esta subida de la inundación, que se produjo cuando las personas estaban ya a salvo, prevenidas por la primera parte de la crecida, seguramente no habría ocurrido si las compuertas de la presa hubieran funcionado normalmente o si la presa no hubiera existido".

La comisión indica, sin embargo, que la rotura de la presa de Tous no permite extraer deducciones del papel de los embalses en la reducción y control de las avenidas. Así, los de Baells y San Pons evitaron que los daños fueran aun más desastrosos en la cuenca del Llobregat; el vaciado del embalse de Ribarroja sobre el Ebro ahorré mayores. desastres a la comarca del Bajo Ebro, y en las cuencas del Segre y sus afluentes, los Nogueras, los embalses moderaron las avenidas de dichos ríos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_