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Moscú y la nueva Alemania

Le Monde¿Una visita inútil? Esta opinión que algunos comparten acerca de la visita que el canciller Kohl acaba de hacer a la Unión Soviética hubiera estado justificada en otra época, cuando los dirigentes europeos, sobre todo lo de Alemania Occidental, peregrinaban a Moscú para descubrir elementos nuevos que les permitieran a continuación dirigirse a Washington a fin de sacar adelante alguna de las interminables negociaciones Este-Oeste.Como nada de esto ha sucedido, se cae en la tentación de decir que el viaje de Kohl no ha servido para nada.

Pero esta vez el elemento nuevo ha surgido precisamente en otro sentido. Tras dos años de enfrentarse a Gobiernos más duros en Washington, París y Londres, los dirigentes del Kremlin se habían acostumbrado a encontrar en Bonn interlocutores relativamente más comprensivos, tanto más maleables en cuanto que, estaban atormentados por sus contradicciones internas y externas.

Cierto es que esta situación no ha cambiado radicalmente a nivel de la opinión; sin embargo los mismos dirigentes se han enfrentado a un canciller sin complejos, tan firme en sus alternativas como riguroso en sus manifestaciones. ( ... )

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De las dos nuevas amenazas formuladas más explícitamente por el amo del Kremlin, una de ellas, la militar, no ofrece ninguna credibilidad: cuesta trabajo creer que las fuerzas armadas alemanas, como ha afirmado Andropov, no fuesen desde hace mucho tiempo el blanco del enorme arsenal nuclear soviético, al igual que todo lo que se halla en Europa. De todas maneras, en la República Federal de Alemania hay los suficientes objetivos americanos como para que su destrucción ocasione la vitrificación de todo el país. La otra amenaza, la presión política, es más verosímil: los contactos humanos entre los dos Estados alemanes, ¿van a resentirse de este nuevo seto cerrado de misiles que viene a sumarse al muro de Berlín, como ha sugerido el presidente soviético?

No hay una respuesta previa a esta pregunta, en la medida en que esos contactos alemanes benefician a ambas partes, y que los aliados europeos de la URSS no parecen estar nada dispuestos a comprometerse en una nueva guerra fría. ( ... )

, 8 de julio

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