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Tribuna
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Una visita oportuna

El autor sostiene que una plena participación española en los sistemas económico, político y de seguridad de la comunidad de Occidente será beneficiosa para España, ya que estas alianzas no sólo son provechosas para Estados Unidos, sino también para los países europeos.

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La visita de Felipe González a Estados Unidos ocurre en un momento oportuno, cuando España debate la futura dirección de su política exterior y, en especial, la forma de su participación en la comunidad defensiva de Occidente. Las conversaciones de González con el presidente Reagan son, por tanto, importantes no solamente para la consolidación de los lazos entre ambos países, sino que pueden contribuir también a ahondar la participación española en el sistema occidental.Una plena participación española en los sistemas económico, político y de seguridad (de modo especial en la Comunidad Europea y en la OTAN) sería beneficiosa para España. Como estudioso de temas políticos españoles y europeos, comprendo la ambivalencia que muchos españoles sienten con respecto a las relaciones con Estados Unidos y a la participación en la OTAN. Se piensa quizá que tales alianzas serían provechosas solamente para Estados Unidos. No es así. Europa y España también verían su seguridad reforzada con la participación española.

Los principales objetivos de la política exterior española -la recuperación de Gibraltar, un aumento de seguridad para los territorios más vulnerables (Ceuta y Melilla, como también las islas Canarias), la entrada en la Comunidad Europea y beneficiosas relaciones bilaterales con Estados Unidos- son más asequibles dentro del marco de la alianza que fuera de ella. Aunque ni la OTAN ni Estados Unidos han dado una garantía explícita sobre la seguridad de las plazas, no hay duda alguna que el rey Hassan II o cualquier otro líder marroquí lo pensaría mucho antes de tomar alguna acción militar contra el territorio de un miembro pleno de la alianza. Esta última podría también proporcionarle a España un marco dentro del cual negociar con el Reino Unido sobre Gibraltar. Claro que no hay garantía de que esto ocurra, pero los ingleses no podrán en perpetuidad ignorar las demandas de una España democrática y ligada íntimamente a la comunidad occidental. Esa España también vería su posición reforzada respecto a la Comunidad Europea. De hecho, no hay conexión formal entre la participación en la OTAN y el ingreso en la comunidad; pero como dijo el secretario de Estado alemán, Alois Mertes, en unas declaraciones recogidas por este periódico: "No podemos pretender que una España que contribuya a la defensa occidental se vea privada de sus beneficios económicos".

Neutralismo imposible

Una participación española en la alianza sería buena para España, además, porque permitiría la multilateralización de sus relaciones políticas y defensivas. Al ser miembro de la comunidad defensiva de Occidente, España estaría en mejores condiciones para realizar sus objetivos en política exterior que si mantuviese unas relaciones exclusivamente bilaterales con Estados Unidos o si persiguiese una política neutralista. Esta última opción es irrealizable dada la actual y previsible situación internacional. Como una mediana potencia -comparable a Canadá, por ejemplo-, España podría contribuir de modo significativo a la defensa occidental, manteniendo al mismo tiempo un importante margen de autonomía.La modernización y reestructuración de las Fuerzas Armadas españolas se verían reforzadas con una participación en la alianza. Ese remodelamiento, tanto como la extensión del control civil sobre el cuerpo militar, están íntimamente ligados y ayudarán a consolidar la democracia en España.

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Durante sus reuniones con Felipe González, Ronald Reagan tendrá ocasión de recordarle al jefe del Gobierno español lo importante que es la participación española en la Alianza Atlántica. Pero el enfoque de esta visita debería estar en otros temas, con la idea de ampliar unas relaciones que han estado centradas excesivamente sobre asuntos militares y de seguridad. Podría, por ejemplo, la Administración Reagan reafirmar su apoyo al ingreso español en la Comunidad Europea, indicándole a González que tratará el tema, aunque discretamente, con algunos de los aliados europeos. Por otra parte, dada la importancia que tiene el crecimiento de exportaciones para la recuperación económica de España, Estados Unidos podría mostrarse más sensible ante los deseos españoles de diversificar las exportaciones y rebajar el déficit comercial, en la actualidad fuertemente desfavorable a España.

Cambios profundos no se producirán en tres días de conversaciones, pero sí se pueden sentar las bases para una posterior colaboración. La Administración Reagan y el Gobierno español no estarán de acuerdo en sus análisis sobre la situación centroamericana, pero les convendría hablar sobre el tema. González, uno de los más significativos dirigentes socialistas de Europa, tiene amplias informaciones sobre la región y no ignora los intereses reales de Estados Unidos en la zona.

Más importante aún, durante sus charlas con González, el presidente Reagan debería, de modo directo y personal, recalcar la incondicionalidad del apoyo americano a la democracia española. Una plena participación de España en la comunidad occidental (lo cual incluye a la OTAN) sería deseable, pero tanto o más es la consolidación de la democracia española.

La visita de Felipe González a Estados Unidos puede ser entonces un paso importante de cara al desarrollo de unas relaciones más amplias y profundas entre España y Estados Unidos. Para este último, la visita ofrece una oportunidad de reforzar las relaciones con una nación cuya importancia política y estratégica aumentará durante los años ochenta, y cuyas instituciones democráticas ya dan un poderoso ejemplo en el Mediterráneo y en Latinoamérica.

Eusebio Mujal-León es profesor ayudante de la Universidad de Georgetown y autor del libro Communism and political change in Spain.

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