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La oposición irlandesa, al borde de un 'watergate' telefónico

Soledad Gallego-Díaz

El antiguo vicepresidente del Gobierno irlandés, Ray Mcsharry, dimitió ayer de todos sus cargos en el partido de la oposición, Fianna Fail, en un intento de evitar que el escándalo de las escuchas telefónicas alcance a su jefe, el ex primer ministro Charles Haughey.El jefe de la policía y su segundo habían dimitido de sus cargos veinticuatro horas antes, por no haber sabido resistir las presiones políticas de Mcsharry y haber controlado las conversaciones de dos periodistas especializados en información política y del antiguo ministro de Educación, que es un miembro disidente del Fianna Fail.

El documento de treinta páginas enviado por el actual Gobierno al Parlamento confirmó las denun-cias efectuadas por la Prensa local, según la cual, y durante el período previo a las últimas elecciones generales, los teléfonos de dos redactores del Irish Independent y del Sunday Press fueron intervenidos. Curiosamente, el Irish Independent ha sido siempre considerado como un periódico próximo al Fianna Fail.

Razones privadas

Mcsharry ha admitido que ordenó la vigilancia electrónica de los teléfonos aludidos, pero, según él, lo hizo por razones privadas. "Quería proteger mi fama y mi integridad", confesé. "No sabía que las conversaciones hubieran sido grabadas, pero, en cualquier caso, puedo asegurar que Charles Haughey, no supo nada de todo este asunto. No hay razones para que dimita de su liderazgo en el partido".El ex vicepresidente del Gobierno, según los observadores políticos, está intentando evitar que el escándalo se convierta en un watergate irlandés que dé al traste con la credibilidad del partido y del propio jefe de la oposición.

Parece difícil, sin embargo, que sus declaraciones impidan una cadena de dimisiones dentro del Fianna Fail y el apartamiento de políticos que estuvieron implicados en el asunto.

Se espera también que el grupo de disidentes que intentó el año pasado sustituir a Haughey lance ahora una nueva ofensiva para desplazarle de la dirección del partido.

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La crisis interna del Fianna Fail, que perdió las elecciones a fines del año pasado, es la más grave desde que en 1970 el propio Charles Haughey tuvo que hacer frente a una acusación de introducir armas en el Ulster. Haughey consiguió entonces probar su inocencia, pero en esta ocasión los expertos dudan muy seriamente que pueda sobrevivir a la tormenta.

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