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Felipe González moderará sus críticas a la herencia política y económica de la anterior Administración

FERNANDO JAUREGUI y JOAQUINA PRADES, La paralización sufrida por la Administración pública durante los últimos meses del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo y la ausencia de muchos datos de importancia capital han contribuido notablemente a agravar la situación heredada por los socialistas, de acuerdo con diversas fuentes gubernamentales consultadas por EL PAIS. En la primera entrevista televisada -hoy, a las 21.15 horas- que Felipe González concede desde que asumió la presidencia, no podrá, dijeron las mismas fuentes, evitar hacer mención de esta herencia, aunque tratará de no cargar las Mitas.

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El Gabinete socialista ha obviado, hasta el momento, presentar a la opinión pública un detallado informe de los resultados de la operación de transferencia de poderes, realizada a lo largo de todo el mes de noviembre. Tanto Felipe González como sus ministros han preferido no hacer público lo hallado bajo la alfombra, según frase utilizada en su día por el hoy jefe del Ejecutivo. Sin embargo, algunas declaraciones de Alfonso Guerra, en el sentido de que "aquí no hay Estado" o de que en la vicepresidencia "no encontró un solo papel" dejado por sus antecesores, constituyen una buena muestra de la opinión expresada en privado por otros colegas del Gabinete.Una fuente oficial del Ministerio de Justicia ofreció ayer, a título de ejemplo, el siguiente panorama: al hacerse cargo del Departamento el nuevo ministro, Fernando Ledesma, las relaciones con el Consejo General del Poder Judicial estaban prácticamente cortadas y el clima entre ambos organismos estaba "muy. deteriorado"; en Instituciones Penitenciarias se habían producido "inversiones irracionales", y en Registros y Notariado, el abandono era "total, lo que redundaba en un reforzamiento del corporativismo". En Protección de Menores "reinaba un clima más represivo que preventivo, y toda la atención estaba puesta en que los chicos no escapasen de los correcionales: el cargo clave era ocupado por un funcionario de prisiones, lo que da idea de cuáles eran las principales preocupaciones". Aunque los socialistas no hacen de todos los departamentos un balance tan negativo como el de Justicia, las quejas de los actuales responsables son constantes: el ministro de la Presidencia, Javier Moscoso, desconocía el número total de empleados de la Administración pública, pese a haber reclamado el dato repetidas veces. En Asuntos Exteriores, el anterior titular, José Pedro Pérez-Llorca, nombró, desde el 24 de junio, cuando era ya imaginable una inminente victoria electoral socialista, diez nuevos embajadores, muchos de ellos muy cercanos a su persona (entre ellos se encontraba el propio hermano del ministro, Leopoldo Pérez Rodrigo, enviado a la Organización de Estados Americanos).

Un 'agujero' de 100.000 millones

El ministro de Trabajo y Seguridad Social, Joaquín Almunia, revelaba ayer a este periódico que nada más tomar posesión se encontró con un agujero de 100.000 millones de pesetas en la Seguridad Social (SS). Almunia, uno de los protagonistas de la comisión encargada del traspaso de poderes, dijo que existe un déficit de 28.000 millones de pesetas en las prestaciones para el desempleo, y otro de 15.000 millones en el Fondo de Garantía Salarial "con los que ya contábamos, puesto que estas cifras se nos dijeron con claridad en el proceso de la transmisión de poderes". Sin embargo, y ello es lo que ha dejado más asombrado al nuevo ministro, "el caos en las cuentas de la Seguridad Social era de tal envergadura que se nos dijo que podía haber tanto un superávit de 50.000 millones como un déficit de 100.000. Parece increíble, pero es real".

"Cuando el Estado le traspaso a la Seguridad Social", prosigue Almunia, "204.000 millones de pesetas el pasado octubre, calculábamos que, con esa inyección de fondos, el presupuesto estaría equilibrado, pero no ha sido así". Los conciertos de la Seguridad Social con las clínicas privadas y públicas suman un déficit de 30.000 millones; los gastos en productos farmaceúticos, 6.000; y los descubiertos en las pensiones y en los subsidios por incapacidades laborales trasitorias completan el déficit. Sí fueron debidamente informados por el exvicepresidente García Díez, en cambio, del billón largo a que ascendería el déficit total de las Administraciones Públicas. La cifra real es al parecer de 1,1 billones de pesetas.

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Para intentar arreglar. esta situación, el nuevo ministros de Trabajo ha previsto que los novecientos centros de gasto de la Seguridad Social detallen un programa de actuación y necesidades presupuestarias, lo remitan al Ministerio y, al final del ejercicio, presenten las cuentas justificadas. "Hasta ahora", afirma Almunia, "se decía: necesitamos tanto, el Estado se lo daba, y ahí acababan los.problemas. Vamos a profesionalizar la gestión, y para ello no va a ser el responsable financiero de estos centros un cirujano magnífico, sino un buen administrador". Y aquí recuerda el ministro, con una sonnsa resignada, la "administración" del doctor Cabeza al frente de un monstruo sanitario como La Paz madrileña.

Medicamentos por subasta

Otro caballo de batalla es el de la adquisisión de productos flarmaceúticos: "ya ha pasado la etapa del representante con maletíta que iba a los ambulatorios a vender medicinas. Existen en España 55.000 productos farmaceúticos distintos, lo que es una barbaridad. Eso será racionalizado y cada centro de la Seguridad Social organizará una subasta entre las empresas farmaceúticas y las que ofrezcan la mayor calidad al menor precio serán las proveedoras".

Los otros tipos de picaresca detectados por el nuevo titular de Trabajo, además de los ya sabidos de médicos que cobran por plantas hospitalarias aun sin inagurar ("Yo conocía a uno que era jefe de departamento del Piramidón un año antes de que se inagurada", recuerda), afectan a dos casos claramente fraudulentos: "Hemos descubierto que hay muchos trabajadores, sobre todo en el sector de la Construcción, que están dados de alta en la Seguridad Social como trabajadores autónomos, cuando nos consta que son albañiles asalariados de determinadas empresas constructoras". "También hemos encontrado", prosigue, "que existen numerosísimas pensiones por invalidez -es mayor una pensión por invalidez que una por jubilación normal- en personas con vista cansada o un poco mal del oído". "Todo esto se va a cabar", concluye, "y hemos sustituido los comités técnicos cualificados existentes hasta ahora, que eran los encargados de expedir certificados de invalidez, por Unidades Médicas de Evaluación, integradas por médicos capaces de distinguir un estado de invalidez real de otro ficticio. Es la única manera de ahorrar gasto público".

Documentos desaparecidos

Cuando un ministro del actual Gobierno pidió a los servicios correspondientes su propia ficha policial y las de sus compañeros de Gabinete, se comprobó, no sin sorpresa, que tales fichas no existían. Aunque el proceso de transferencias en Interior se facilitó notablemente por los deseos de colaboración del ministro saliente y por la amistad previa que existía entre Juan José Rosón y su sucesor, José Barrionuevo, existen fundadas sospechas de que se produjeron intentos aislados de boicoteo a los nuevos responsables. La pérdida ya citada de las fichas policiales constituye una buena muestra y, aunque no se hayan localizado aún responsables concretos, existen indicios razonables para pensar que hubo quema de documentos comprometedores en algún despacho, según afirmó un portavoz autorizado de Interior. Además de estas deficiencias informativas, los responsables del Interior señalan, como otro de los problemas heredados, una errónea orientación, excesivamente militar, en la enseñanza que reciben los policías.

Todos estos datos no dejarán de ser esgrimidos, a corto plazo, por los actuales responsables gubernamentales, y cabe en lo posible que Felipe González comience a hacerlo esta misma noche, en su entrevista televisada en directo. No obstante, parece que existe el deseo, en las altas esferas del Gobierno, de dar marcha atrás respecto a lo que parece haberse convertido en la cantinela de-la-malasituación -heredada.

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