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La elección de Yuri Andropov como miembro del Presidium le acerca a la jefatura del Estado de la Unión Soviética

El Kremlin se toma con más calma de la prevista la elección de presidente del Presidium del Soviet Supremo (Parlamento), es decir, el jefe del Estado. Ayer, la Asamblea soviética celebró su reunión ordinaria, pero no llegó a designar a la persona que ocupará este cargo, vacante tras la muerte de Leónidas Breznev.

Previsiblemente hoy volverá a reunirse el Soviet Supremo, pero la confusión era absoluta ayer en Moscú, donde nadie se atrevía a hacer ninguna previsión. El nuevo secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Yuri Andropov, fue designado ayer miembro del Presidium, lo que, sin duda, aumenta sus posibilidades de hacerse cargo también de la jefatura del Estado.Pero aún existe una vacante en el Presidium, lo que no excluye una sorpresa de última hora: el nombramiento -como se previó justo después de la muerte de Breznev- de Constantin Chernenko como cabeza del Estado soviético.

Además de Andropov, dos personas más pasaron ayer a sentarse en el Presidium: el jefe de los sindicatos, Stepan Chalaev, y el académico Nikolai Basso, ambos sustituyen a otras dos personas con idénticas ocupaciones, que pertenecían antes a este organismo.

Por lo demás, la sesión parlamentaria ocupó buena parte de su tiempo en los temas económicos. El presidente del Comité Estatal para la Planificación, Nikolai Baibakov, tomó la palabra para resumir cuál era el ritmo del cumplimiento del actual plan quinquenal. Baibakov anunció además que el 80% de los ingresos nacionales se destinará a procurar bienestar a la población.

Realmente, las palabras del responsable de la planificación soviética no agregaban grandes novedades: hace casi tres décadas que los soviéticos escuchan discursos sobre el posible mejoramiento de su forma de vida.

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Nuevas esperanzas

Pero si la letra ha cambiado poco, sí parece haber cambiado algo la música. La elección del nuevo hombre fuerte, Yuri Andropov -que sustituye a un hombre físicamente incapacitado desde hacía años-, puede hacer renacer nuevas esperanzas.

En este sentido, es curioso observar cómo los párrafos sobre política interior del discurso pronunciado el lunes por Andropov ante el pleno del Comité Central pueden tener ahora una lectura diferente a la que se podía hacer, de textos semejantes, en vida de su antecesor.

Ayer, los diarios de Moscú publicaban esta intervención en la que se esbozaban críticas al funcionamiento del sistema y se defendía la necesidad de introducir reformas e incentivos que aumenten la productividad.

Andropov fue bastante crítico con la marcha económica de su país, y abandonó el tono triunfalista con el que otros dirigentes del Kremlin acostumbraban a tapizar la habitualmente tímida enumeración de errores.

El nuevo secretario general lamentó que buena parte del plan quinquenal -que está a punto de entrar ya en su tercer año- se encuentre muy lejos de ser cumplida y que la reconversión económica y la lucha a favor de la eficacia y la productividad sigan siendo lentas.

Igualmente afirmó que, en ocasiones, los planes se cumplen a base de desmesurados costes económicos, e hizo un llamamiento a favor de la responsabilidad de todos los escalones de la actividad productiva, el desarraigo del burocratismo y la lucha contra todo tipo de indisciplina y el fomento de la iniciativa.

A favor de la descentralización

También se mostró partidario de la descentralización -que, según él, debe de ir necesariamente acompañada de la toma de responsabilidades por parte de los organismos locales- y de la lucha contra el despilfarro y la mala administración.

Criticó con dureza a los órganos científicos y técnicos, que, advirtió, no deben dedicarse "solamente a la propaganda", porque "tan sólo con eso", dijo, "las cosas no se moverán de donde están actualmente".

Más adelante añadiría que las cosas no se hacen a base de eslóganes, y propuso un plan de movilización para el cumplimiento de los objetivos económicos, articulado en tres puntos: adecuada explicación de sus fines a todos los ciudadanos; redisposición de los mandos intermedios, buscando el lugar apropiado para cada uno y deshaciéndose de los ineficaces, y estimulación de la participación a nivel de base.

Si nos atenemos exclusivamente al contenido del texto del discurso de Andropov, éste podía haber sido quizá pronunciado también en vida por el propio Leónidas Breznev, que hizo suyas, en su momento, tesis semejantes.

La diferencia es que Andropov no es -al contrario que su antecesor- un hombre cansado y enfermo, protagonista de chistes y chascarrillos, sino un dirigente al que se cree dotado de la suficiente energía.

De ahí que el hombre de la calle -en la medida en que se pueda hablar así, dada la opacidad de la sociedad soviética- barrunte que durante su mandato se introducirán importantes cambios en el terreno económico, no despreciándose las experiencias, no sólo de los países comunista-liberales -como Hungría-, sino del propio capitalismo.

De esta manera, Andropov se refirió concretamente a las recompensas económicas para todos aquellos que realicen bien su tarea y el castigo apropiado para quienes, por negligencia o irresponsabilidad, no trabajen adecuadamente. Así, habló que autonomía empresarial aplicable a las cooperativas agrícolas, pero, tal vez por cautela, no se extendió en este punto.

El problema, en cualquier caso, sigue consistiendo en adivinar cuál es la fuerza real de Andropov, cuyas reformas podrían ser frenadas por la inercia de su propio partido.

Reaparición de Pelche

La reunión de ayer del Soviet Supremo dio lugar a una sorpresa: Arvid Pelche, 83 años, al que se creía muerto desde hace casi dos semanas, reapareció en público después de meses de ausencia. Pelche es el miembro de mayor edad del Politburó y toda una reliquia del régimen soviético.

Dos días después del fallecimiento de Breznev -acaecido el 10 de este mes-, fuentes oficiosas de Moscú daban como segura su desaparición, que era igualmente confirmada por círculos diplomáticos acreditados en Europa occidental.

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