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El nuevo misil MX puede ser un argumento de negociacion para reducir las armas nucleares

El mejor argumento para mantener la paz está en las armas, vino a decir, en esencia, el presidente norteamericano, Ronald Reagan, al anunciar en la madrugada del martes la decisión de Estados Unidos de fabricar e instalar cien nuevos misiles intercontinentales del modelo MX. En realidad, Reagan continúa apoyando la carrera de rearme, sin ofrecer realmente ninguna contrapartida a los nuevos líderes soviéticos capaz de estimular las incipientes negociaciones de Viena y Ginebra en materia de reducción y control de armas convencionales y estratégicas.

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Reagan tan sólo propuso una notificación previa entre soviéticos y norteamericanos, en lo referente a las pruebas de lanzamiento de misiles o maniobras militares, para reducir el riesgo de una guerra nuclear por "equivocación". También insistió en que Estados Unidos sólo utilizará el arma atómica para su autodefensa."Resulta irónico que necesitemos bombas para salvaguardar la paz", dijo Reagan, exponiendo ante los telespectadores media docena de gráficos sobre armamento en los que, invariablemente, los soviéticos mantienen siempre la delantera. Líneas azules para las armas norteamericanas contra líneas rojas para las armas soviéticas ilustraban el mensaje gráfico que Reagan ofreció a los ciudadanos americanos en su alocución televisada.

En misiles, en gasto militar, en armas convencionales, en tanques, aviones, en barcos o en submarinos, en todo llevan ventaja los soviéticos, según los gráficos preparados por la Casa Blanca. De ahí que, aun con las mejores intenciones para negociar un control de armas, debe cubrirse "la ventana de vulnerabilidad" que la defensa de Estados Unidos tiene abierta ante un eventual ataque soviético. De ahí la necesidad de cien nuevos misiles MX (contrarios a lo estipulado en los acuerdos SALT firmados entre soviéticos y norteamericanos) a instalar en el Estado de Wyoming. Los observadores más optimistas comparan la decisión del presidente Ronald Reagan, que denomina al misil MX como "el mantenedor de la paz", a la lanzada hace diez años por el presidente Richard Nixon. Por aquel entonces, Nixon pretendió obtener la aprobación del Congreso norteamericano para la creación de una importante red de misiles-antimisiles. El argumento pudo ser utilizado para negociar con los soviéticos, de manera que nunca fueron fabricados los antimisiles norteamericanos.

¿Servirán los MX como argumento de regateo en las futuras conversaciones armamentísticas entre soviéticos y norteamericanos? El plan es arriesgado, en un momento en que llegan nuevos inquilinos al Kremlin.

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Escepticismo conservador

El programa MX genera gran escepticismo entre los miembros conservadores y una clara oposición entre los liberales en el Congreso norteamericano, que debe aprobar el programa propuesto por el presidente Reagan. La teoría de la "formación cerrada", que supone instalar los cien misiles en fila, en un limitado espacio de unos veinticinco kilómetros, abre serias dudas en cuanto a su vulnerabilidad en caso de ataque soviético. En segundo lugar, el coste de 26.000 millones de dólares (que podría subir hasta 40.000 una vez concluido el programa, antes de 1986), levanta críticas en un Congreso cada vez menos dispuesto a dar un cheque en blanco a una Administración Reagan preparada para gastar 1,6 trillones de dólares en materia de política defensiva en los próximos cinco años. Pero Reagan calificó al MX de "buen misil para buen momento" y recordó el interés de Estados Unidos en proseguir las negociaciones de Viena (para una reducción y control de armas convencionales), así como las de Ginebra.

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