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Extremadura busca una 'salida del desierto'

ENVIADO ESPECIALDesde que Luis Buñuel, en 1931, mostrara en aquel corto cinematográfico -Las Hurdes o Tierra sin pan- la miseria, la enfermedad, el analfabetismo, en ese territorio ha pasado el suficiente tiempo como "para notarse el cambio en muchas cosas, aunque queda mucho por hacer", dice Anastasio Marcos , concejal de Las Mestas, pueblo destacado de esta comarca tiempo atrás, pero en el que hoy "hay más funcionarios de Icona, Guardia Civil, médico, etcétera, que vecinos, que no seremos más de veinte o treinta". Y añade: "Ya no hay bocio, tenemos escuelas, las carreteras son mejores, la gente se defiende con la aceituna, pero, de todas formas, esto sigue muy abandonado". No sólo Las Hurdes, sino EXtremadura entera -lo dice el Programa Económico Regional de Extremadura (Perex)- sigue siendo "una zona económicamente subdesarrollada".

Según el Perex, aprobado en Consejo de Ministros en febrero de 1982, las características socioeconómicas del subdesarrollo de la zona son: constante proceso de despoblamiento, bajo nivel de bienestar, estructura productiva muy desequilibrada -con un predominio de los sectores agrario y terciario y un sector industrial raquítico-; creciente tasa de paro; la densidad de carreteras es una de las más bajas (le España en relación con la superficie, con una inadecuada anchura de muchas de las redes comarcales y locales. Lo más destacable del ferrocarril es la insignificante densidad de su red y, dentro de ésta, la inexistencia de electrificación y de vía doble, y sólo en unos pocos núcleos (Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Don Benito, Almendralejo y Villanueva de la Serena) existen niveles aceptables de servicios.

Las grandes actuaciones anteriores

Los objetivos del famoso plan Badajoz eran la industrialización general y agraria, regulación del Guadiana, transformación en regadío de las vegas, colonización de tierras transformadas, infraestructuras, repoblación forestal y electrificación. Prácticamente, sólo se ha realizado la electrificación básica. En cuanto a la colonización, el 73% de las tierras de secano transformadas en regadío quedaron en poder de sus anteriores y latifundistas propietarios, tras la distribución realizada por el Instituto Nacional de Colonización.

La repoblación forestal, principalmente de eucaliptos, es muy contestada por el único movimiento ecologista, Adenex, ante la desaparición del bosque de encinas, robles y alcornoques. Francisco Blanco, médico y dirigente de este grupo, cifra en siete millones de encinas las arrancadas en la década de los setenta, "y pese a que Icona niegue el daño que esto produce, la ONU ha redactado un informe en 1980 en el que lo afirma". Y añade: "Se ha perdido el 40% de la dehesa de Badajoz".

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El Perex ha analizado otras grandes actuaciones llevadas a cabo posteriormente. De la primera de éstas, el Gran Area de Expansión Industrial de Extremadura (GAEIX), señala su "escasa incidencia", que la gente llama "fracaso". De la segunda, creada en 1977, la Sociedad de Desarrollo Industrial de Extremadura (Sodiex) también apunta lo mismo.

Poca cultura, mucha emigración

En Sodiex, empresa mixta, se asegura que "se han hecho cosas, se han cumplido algunos objetivos, pero es muy difícil. No por falta de dinero, ni de ganas, ni de planificación, sino por un problema de cultura, de falta de iniciativa de empresa, de carencia de cuadros profesionales, falta de mentalización". El director gerente, Carlos Barbachano, afirma: "El problema es uno: formación, formación y formación". Para él, el problema tiene tres enfoques: "Corregir los errores de planificación sobre la experiencia, pues no existe un manual de desarrollo; decidir si la Junta extremeña se integra en Sodiex; y esperar la política del nuevo Gobierno sobre Extremadura".

El subdesarrollo es tan crítico, que ha dado lugar a que cacereños y pacenses busquen su identidad común extremeña para intentar salir de tal situación, pero las condiciones no han sido idóneas para el arraigo y crecimiento de una cultura ni de una conciencia regional. Manuel Pacheco, funcionario civil de la Administración militar, cuya obra poética está reconocida internacionalmente, recuerda: "Entre los años 1975 y 1978 íbamos unos cuantos por los pueblos a dar recitales, y a la gente le gustaba, y una vez reunimos hasta 5.000 personas. No ha habido aquí un gran apoyo a la cultura popular. Aquellos viajes nos los pagaban los ayuntamientos o lo poníamos de nuestro bolsillo".

Entre los extremeños se ha hecho notar, y es discutida, la política cultural de la Diputación de Cáceres. Sin llegar a despreciarla, los sectores progresistas la califican de "grandilocuente y poco potenciadora de nuevos valores, de los aspectos espontáneos actuales de Extremadura". El presidente de la Diputación, Jaime Velázquez, de UCD, cuenta que "en estos cuatro años, la Diputación ha editado 67 libros extremeños, frente a catorce editados desde la guerra civil". Velázquez defiende su política: "Para mí no hay clases de cultura. La Diputación ha hecho cultura con mayúscula. El premio de escultura mejor dotado de España atrae a los mejores escultores, y todo el mundo puede admirar su obra. Hemos invertido quinientos millones de pesetas en obras al año y 180 millones en actividades, de los que quince millones han sido para grupos pequeños y municipios".

Dos temas, las centrales nucleares y la fábrica de pellets, han concentrado las principales muestras de protesta y de concienciación regional en Extremadura. El tema de las nucleares sigue en el aire. El PSOE, si llega al poder, "mantendrá la central de Almaraz, una vez que se garantice su seguridad", señalan sus portavoces provinciales, " pero anulará la construcción de la de Valdecaballeros y propondrá su reconversión".

El otro símbolo de industrialización, el proyecto Presur, con su real o incierta rentabilidad, ha significado un tenso pulso. "Pero el proyecto va adelante, y Extremadura, por una vez, ha ganado la batalla", señala Antonio Rosa, secretario de UGT de Badajoz. "El proyecto consistía en montar una fábrica de pellets (bolitas de mineral de hierro) en Fregenal de la Sierra (Badajoz) y otra de prerreducidos en Cala (Huelva), aprovechando el gas natural descubierto en Cádiz. En 1982 empezaron los problemas, al decir que no habría, suficiente gas y que no se podría hacer la planta de prerreducidos, con lo que el proyecto quedaba mermado y se discutía su rentabilidad. Es probable que la fábrica de prerreducidos pueda funcionar con carbón. La de pellets empezará a producir en 1985".

Juan Serna, concejal de Villanueva de la Serena, uno de los autores de un libro que removió conciencias en 1978, Extremadura saqueada, entiende que para "corregir este abandono", hay que abordar cinco puntos fundamentales: "El agua: que nos la dejen libre; al menos 200.000 hectáreas son potencialmente regables, además de las 1.200 existentes. La dehesa: ya están elaboradas por un grupo de expertos las bases de un plan de desarrollo de la agricultura y la ganadería extensivas. La industrialización y la comercialización, atendiendo a tres factores: que los mataderos frigoríficos públicos produzcan al cien por cien; potenciar la creación de industrias transfórmadoras, y establecer denominaciones de origen. La financiación: un control de nuestros recursos; en 1981 se han ido (de Extremadura 70.000 millones de pesetas del ahorro extremeño. Y quinto, no utilizar el territorio como soporte de contaminaciones: nada de celulosas, industrias químicas ni nucleares. Todavía tenemos un territorio limpio".

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