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La democracia, única salida para Argentina

Tras la capitulación de las tropas argentinas en Port Stanley, los hechos se han precipitado en la República del Plata. Precipitación lógica, si se permite en el presente caso el adjetivo, ya que es muy difícil, por no decir imposible, que un régimen autoritario de signo militar resista a una derrota bélica. Podrá objetarse que el régimen en cuestión persiste tras la dimisión de Galtieri y su sustitución por el general Saint Jean. Cierto. Pero queda por ver cuánto tiempo durará y cual será la salida que se dé al actual impasse.La historia es maestra de la acción política, si se escucharan -claro está- sus lecciones. Hay que remitirse así necesariamente, dada su enorme similitud, a la acción desencadenada por los coroneles griegos en Chipre, fracasada al igual que la guerra de las Malvinas, y cuya salida -única salida- fue el restablecimiento en Atenas de un régimen democrático.

Claro que Grecia disponía de una personalidad como Karamanlis, que supo llevar a buen término la delicada maniobra de la transición. En Argentina no asoma, por contra, ninguna figura con la suficiente personalidad para llevar a buen puerto la transición. Transición que aparece a estas alturas como insoslayable si no se quiere abrir un proceso de deterioro político de imprevisibles consecuencias. A la pregunta "Y ahora, ¿qué?" que se abre al final de toda dictadura, corresponde al pueblo argentino responder con rotundidad. Ahora, la democracia.

20 de junio

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