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Lucha por el poder en la Central Lechera Asturiana

La polémica abierta sobre el proceso de conversión de la Central Lechera Asturiana en una Sociedad Agraria de Transformación (SAT) acaba de entrar en una fase singularmente aguda con una declaración de la Unión de Campesinos Asturianos (UCA). Este sindicato, integrado en la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG), denuncia la acaparación del poder de la empresa en manos de tres dirigentes del verticalismo "disuelto con la democracia".

Por su parte, Jesús Sáenz de Miera, presidente de la Central Lechera Asturiana, ha manifestado que presume lo que persigue la Unión de Campesinos Asturianos (UCA) y justifica el éxito de la empresa en la imaginación. que permitió crear una industria única, sin competencia en el mercado nacional, en la selección del personal, en el acierto con el envase ideal y en la ruptura de los mercados de precios para entrar en los mercados de calidad. "A pesar", agrega, "de un ataque masivo de toda la industria española, en 1973, contra nuestra organización, hemos permanecido en el mercado alcanzando cada año un nuevo puesto, hasta llegar al número uno de la industria láctea y solamente superados por dos multinacionales, que son además de lácteas, alimentarias".

Exito indiscutido

Nadie discute las metas alcanzadas por la Central Lechera Asturiana, que figura en el puesto 49 de la lista de las principales empresas de comercialización de España, con ingresos de 7.935 millones de pesetas, plantilla de 651 trabajadores y beneficios netos de 319,9 millones de pesetas. El giro comercial de todo el complejo lácteo de sierra de Granda (Central Lechera, Yoclas y Fábrica de Piensos) se eleva a 11.300 millones de pesetas, volumen que lo sitúa en el puesto número 24 de la citada lista de comercio interior, correspondiente al pasado mes de marzo.La comisión permanente de la Coordinadora de la Organización de Agricultores y Ganaderos (COAG), en la que se encuentra integrada la Unión de Campesinos Asturianos (UCA), remitió hace, varios días un escrito al presidente del Instituto de Relaciones Agrarias (IRA), en el que solicita el rechazo de la inscripción de los nuevos estatutos de la Central Lechera Asturiana, por defectos de forma en su aprobación y en su contenido, que afectan y perjudican de manera grave los derechos e intereses de los socios.

El último comunicado de la Unión de Campesinos Asturianos (UCA) acusa a los máximos dirigentes de la Central Lechera Asturiana de ser incapaces de adaptarse al juego democrático, afirma que están en contra de los partidos políticos, de los sindicatos libres de la libertad de Prensa y de ver en los socios "unos enemigos en potencia que pueden llegar a quitarles el poder, que actualmente detenta, si con el tiempo ustedes", agrega, "hacen con la sociedad lo que los socios no quieren que se haga".

La Unión de Campesinos Asturianos (UCA), que reta a la dirección de la Central a un debate en televisión sobre el futuro de la sociedad, estima que "se han tratado de sacar adelante unos estatutos en secreto, donde todo queda atado y bien atado a favor de los que actualmente mandan para que puedan hacer con la empresa lo que les venga en gana".

La Central Lechera Asturiana, que tiene actualmente 12.000 socios, surgió de la guerra de la leche de 1966. En la primavera de aquel año, los campesinos asturianos tiraron a los estercoleros su producción lechera. Era su primera gran lucha para sacudirse de la esclavitud, que sensibilizó a todo el país. Aquel estallido del campo asturiano fue reconducido por Jesús Sáenz de Miera, hombre que de inspector del cuerpo general de policía pasó a desempeñar altos cargos sindicales y a ser procurador en Cortes en el anterior régimen. Sáenz de Miera celebró centenares de reuniones durante tres años hasta llegar a convencer a los campesinos de la necesidad de asociarse en un proyecto común.

La captación de socios

Con 2.500 socios iniciales, cuarenta millones de capital aportados por los accionistas y 170 millones de préstamos del Banco de Crédito Agrícola y de la Caja de Ahorros de Asturias, se puso en marcha la Central Lechera, que comenzó a funcionar en 1970. Los socios han sido, según los partidos y sindicatos de izquierda, excluidos desde el primer momento de cualquier control sobre la gestión y el sindicato vertical designaba al jefe y también al consejo rector. Las empresas privadas del sector intentaron atraer a algunos socios con la finalidad de romper aquel proyecto en sus orígenes, pero los campesinos se negaron a correr el riesgo de volver a ser engañados. El crecimiento de la central fue espectacular. De 3.500 socios, en 1970, pasó a 12.000, en 1976, e incrementó la recogida de leche en el mismo período, de 46 millones de litros a doscientos millones.Jesús Sáenz de Miera da su versión del nacimiento, de la Central Lechera Asturiana. "Estudiamos más de 180 industrias lácteas y centrales lecheras de Europa. La Central Asturiana, por encontrarse en una zona excedentaria, tenía que montar una industria exportadora y llegar a todos los mercados con productos no perecederos, de fácil transporte y distribución. Necesitábamos", afirma, "grandes inversiones para poder tratar 200.000 litros diarios de leche. Dimos entrada en la junta rectora a la Caja de Ahorros de Asturias y a la Caja Rural, para que estuvieran presentes en la gestión y administración de nuestra organización. La primera avalaba un crédito de 170 millones, y la segunda facilitaba la financiación puente para la evolución normal de la sociedad".

Sin discutir los logros de la Central Lechera, la Unión de Campesinos Asturianos (UCA) pretende ahora conseguir dos objetivos: el respeto a la ley de Sociedades Agrarias de Transformación (SAT) que, en su opinión, ha sid0 ignorada por la dirección de la central, y que en los nuevos estatutos de la SAT se reconozca a los socios voz, voto y decisión.

La Central Lechera Asturiana, la mejor estructurada de Europa, según su presidente, cumplió su último trámite para convertirse en Sociedad Agraria de Transformación (SAT), en una asamblea integrada por los presidentes y los miembros de las juntas rectoras comarcales de los grupos sindicales de colonización, que dio su aprobación a los nuevos estatutos con un resultado abrumador: 179 votos a favor y dos en contra. La COAG replicó dias que deberían haber sido convocados los 12.000 socios.

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