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Cabanillas, el prodigio de adaptación

Veinte años viajando, con muy pocos intervalos, en coche oficial. Este es el "record", difícil de igualar, de Pío Cabanillas. Un "record" que muestra bien a las claras sus características políticas de adaptación a todos los terrenos, incombustible, imprevisible, inclasificable. Y, al tiempo, un profesional puro de la política.Pío Cabanillas ha sido el alma de cuanta operación se ha intentado en los tiempos del postfranquismo. Sus informes fueron considerados imprescindibles, primero por Adolfo Suárez, después por Calvo Sotelo. Pero, hoy, Cabanillas parece haber apostado a caballo perdedor: elecciones generales anticipadas e inclusión de los liberales de Antonio Garrigues en Unión de Centro Democrático

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En cuanto ha visto la oposición frontal del bloque martinvillista a esta operación y el fiel de la balanza inclinando las fuerzas hacia Adolfo Suárez, he aquí que es Pío Cabanillas quien despacha con el expresidente en los pasillos de las Cortes, quien media entre él y Leopoldo Calvo Sotelo, quien da consejos a Rodolfo Martín Villa, e intenta convencer a los informadores de que fueron ellos quienes se equivocaron al percibir en él simpatías declaradas hacia lo que se ha llamado "gran derecha".

Leopoldo Calvo Sotelo y Pío Cabanillas se consideran mutuamente, en privado, gallegos ejercientes: la cordialidad entre ambos corre paralela con la mutua desconfianza. Pío Cabanillas no se considera presidenciable. Simplemente, parece aspirar a ser la eterna musa de los presidentes.

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