126.000 puntos de luz alumbran cada noche las calles de Madrid
El alumbrado público de Madrid cuenta en la actualidad con 126.080 puntos de luz situados en calles, túneles y pasos inferiores e instalados en distintos modelos de farolas, faroles (colgantes o de pared), columnas de jardín o báculos, nombre con el que se conocen las farolas curvadas de gran altura que alumbran muchas calles y carreteras. El mantenimiento de estos puntos supone al Ayuntamiento un gasto cercano a los seiscientos millones de pesetas, y el tener encendidas todas estas luces hace que el recibo anual por este concepto sea por un valor cercano a los mil milones de pesetas.
Desde que en el siglo XVII se intentó dotar a Madrid de alumbrado público, la capital ha conocido distintos sistemas de iluminación que han ido desde los candiles hasta las lámparas de sodio a alta presión que se usan ahora, pasando por las de gas, las de incandescencia o las de mercurio. La utilización de los sistemas antiguos se alternaba normalmente con los más avanzados. Por ejemplo, las farolas de gas no dejaron de existir hasta 1972, año en que el Ayuntamiento procedió a condenar la llave de gas de los últimos 2.000 puntos de luz que se encendían por este sistema.En la actualidad, las 116.811 luces existentes, en las calles y las 9.269 situadas; en los túneles y pasos inferiores corresponden a lámparas de incandescencia, fluorescencia, luz mezcla, lámparas de vapor de mercurio o de vapor de sodio. Según Alfonso Marcos, director del Departamento de Alumbrado, la idea es que los tres primeros sistemas desaparezcan, en tanto se potencia la utilización del último.
Una lámpara de incandescencia como la que se usa en casa viene a tener un rendimiento de diez o quince lúmenes por vatio, cantidad que se incrementa hasta 55 si se trata de una lámpara de mercurio, y alcanza los cien lúmenes por vatio si es de sodio. Frente a las cien pesetas que cuesta una bombilla normal, las lámparas de mercurio alcanzan un precio de 1.500 o 1.700 pesetas, y las de sodio oscilan entre las 3.000 y 3.500 pesetas.
Este coste se amortizará después con el rendimiento de la bombilla y el ahorro que su utilización produzca. Una lámpara de incandescencia tiene una vida media de mil horas, en tanto una de sodio suele durar unas 10.000 horas, cifra a tener en cuenta, ya que, por ejemplo, el alumbrado madrileño estuvo encendido el pasado año 4.034 horas.
La electricidad suministrada para alumbrado público por Hidroeléctrica Española, Unión Eléctrica e Iberduero le cuesta al Ayuntamiento algo menos de mil millones de pesetas.
Encendido automático
Los 126.000 puntos de luz se encuentran agrupados en 1.600 centros de mando situados bajo tierra o en unos armarios metálicos colocados en las aceras. De cada cierto número de farolas, una posee una célula que pondrá en marcha su centro de mando."Madrid es una de las ciudades mejor iluminadas de Europa. Es verdad que las revisiones programadas y puntuales no logran evitar que varios cientos de bombillas no funcionen esta noche, pero la cifra es ridícula si se la compara con los 126.000 puntos de luz", manifestó el director del departamento.
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