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El mariscal Ustinov reitera sus ataques a Estados Unidos, en el desfile conmemorativo del 64 aniversario de la revolución soviética

La URSS está prestando una "continua atención al refuerzo de su defensa", dado "el brusco crecimiento de la agresividad del imperialismo y sus cómplices". Con estas palabras -contenidas en la breve arenga pronunciada por el ministro de Defensa de la Unión Soviética, Dimitri Ustinov- dio comienzo ayer por la mañana, en la Plaza Roja de Moscú, el desfile militar del 64º aniversario de la Revolución soviética. Ustinov, precisamente, en su calidad de miembro del Politburó, había sido el encargado de leer el día anterior el tradicional discurso conmemorativo.

, Como marca la costumbre, el Politburó, encabezado por Leónidas Breznev, presidió bajo un tímido aguanieve el desfile militar y la manifestación de los obreros distinguidos desde la tribuna de mármol rojo que se alza sobre la tumba de Lenin.Unos metros más a la izquierda, el espacio reservado para el cuerpo diplomático presentaba nuevas inellas. Los embajadores de la OTAN -excepción hecha de los de Turquía y Grecia- no estaban presentes, como viene sucediendo en este tipo de actos desde que, en diciembre de 1979, los tanques sovi¿tícos entraron en Kabul.

En esta ocasión, tampoco asistió el embajador de España, marqués de Perinat, ni los de Suecia, Dinamarca y Noruega. La ausencia de estos tres últimos era como ,protesta por el incidente acaecido hace once días, cuando un submarino soviético fue descubierto en las costas suecas, muy cerca de la base naval de Karlskrona.

El himno nacional soviético -acompañado rítmicamente por salvas de artillería- cerró las últimas palabras de la arenga del mariscal Ustinov: "Las Fuerzas Armadas soviéticas disponen de todo lo necesario para dar una respuesta fulgurante a cualquier agresor".

Desfile militar

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El desfile militar se produjo con la habitual precisión cronométrica. El centro de la ciudad estaba cerrado al tráfico desde el cinturón de circunvalación, sólo podían circular los vehículos provistos de la correspondiente autorización y las estaciones de metro de la zona habían cerrado sus puertas. Los invitados a presenciar el desfile y la manifestación debían de pasar al menos tres controles antes de ocupar su lugar en las tribunas.

Desde el punto de vista técnico, el desfile no presentó ninguna novedad. Toda la maquinaria de guerra que ayer desfiló por la Plaza Roja ya había sido exhibida en ocasiones anteriores. Unicamente, algunos observadores señalaron que en esta ocasión participó un mayor número de cohetes.

Envuelta por los primeros fríos del año, Moscú vivía ayer la fiesta. Aparte del desfile y la manifestación -que la inmensa mayoría tuvo que contentarse en seguir por televisión- no estaba programado ningún otro acto festivo. Las calles de la capital -así como las de la mayor parte de las ciudades del país- se encontraban adornadas con banderas rojas y bombillas de colores y los comercios de alimentación estaban mucho mejor surtidos que en días precedentes.

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