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La carne intervenida en el matadero clandestino de Lérida no era apta para el consumo

El Juzgado número uno de Lérida continúa interrogando a ganaderos de la provincia, supuestos suministradores de animales muertos o enfermos al matadero clandestino descubierto el pasado 31 de julio, y cuyos propietarios, los hermanos Escribá Salvadó, fueron detenidos e ingresados en prisión. Los primeros análisis de las veinte toneladas de carne intervenidas han demostrado que ésta no reunía condiciones para el consumo.

El número de explotadores de granjas que podría prestar declaración ante el juzgado puede superar los quinientos. En su mayoría se trata de pequeños ganaderos que explotan sus granjas mediante la llamada fórmula de interación, en combinación con grandes consorcios agropecuarios. Según esta fórmula, el ganadero cría los animales -cerdos, pollos o terneros- por cuenta del integrador, el cual los pone a su disposición y le suministra el pienso y la atención sanitaria. Una vez terminado el ciclo de crianza, el integrador sacrifica los animales en el matadero y comercializa la carne.Según datos del Ministerio de Agricultura referidos al pasado año, en las comarcas de Lérida existen, aparte de instalaciones clandestinas, alrededor de 1.300.000 cerdos de producción anual. De éstos únicamente 100.000 son madres, es decir, el porcentaje de granjas que explotan el llamado ciclo cerrado es ínfimo.

Por este motivo, los trasiegos de animales son continuos, lo cual dificulta enormemente la eliminación de la principal enfermedad del cerdo, que es la peste porcina africana. Esta dolencia, oficialmente erradicada en los países de la Comunidad Económica Europea, produce en Lérida unas bajas que oscilan entre el 10% y el 20%.

La Administración concede una pequeña subvención por cada res muerta de enfermedad. Según fuentes relacionadas con los responsables de la investigación, algunos ganaderos implicados podrían haber cobrado esta subvención al tiempo que vendían el animal muerto al matadero clandestino por un precio que oscilaría entre las 2.000 y 3.000 pesetas.

La Guardia Civil de Lérida llevaba veinte días vigilando el matadero de los hermanos Escribá. La viilancia se llevó a cabo a instancias de la autoridad gubernativa, la cual había sido advertida por los servicios territoriales de Salud de la Generalidad. Estos servicios observaron, el pasado mes de julio, diversas anormalidades en un transporte de carne en deficiente estado sanitario. Abierto expediente, los servicios de Salud detectaron la inexistencia de documentación de dicha carné, que fue inmediatamente decomisada.

La Guardia Civil descubrió el matadero clandestino tras comprobar diversas llamadas telefónicas al almacén en donde estaba ubicado, por medio de las cuales voces anónimas informaban a los responsables del matadero de que «el paquete ya está preparado». Según fuentes de ganaderos de la provincia de Lérida, existen como mínimo tres teléfonos distintos en donde se puede ofrecer la venta de animales muertos, ya sea por enfermedad, o peleas entre el ganado.

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Los hermanos Escribá Salvadó se encuentran en la prisión provincial y no ha sido fijada fianza alguna para que puedan salir en libertad provisional. Los cuatro empleados que trabajaban en el matadero clandestino también están a disposición judicial. Dos de ellos, de nacionalidad mali, trabajaban sin ningún tipo de seguro laboral y a razón de doscientas pesetas por hora.

Según fuentes de la Unió de Pagesos, sindicato de gran implantación y miembro de la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG), el descubrimiento del matadero es tan sólo la punta de un iceberg. «Nosotros hemos denunciado», señaló un miembro de este sindicato a este diario, «repetidamente la existencia de estos mataderos clandestinos». Según la fuente, en las irregularidades en la venta de carne de ganado enfermo o muerto no son ajenos los propios integradores.

Finalmente, es de señalar que las veinte toneladas de carne intervenidas en el matadero clandestino no reunían condiciones higiénicas aptas para el consumo, según manifestaron fuentes próximas a los laboratorios donde está siendo analizada.

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