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Telesforo Monzón fue enterrado en la localidad guipuzcoana de Vergara

El cadáver de Telesforo Monzón, personalidad histórica del nacionalismo vasco y dirigente de la coalición independentista Herri Batasuna (HB) en los últimos años de su vida, recibió sepultura ayer en el panteón familiar de Vergara (Guipúzcoa). El Gobierno Civil de Guipúzcoa, en una nota oficial difundida anoche, anuncia su propósito de sancionar a HB por los «vítores a organizaciones terroristas» coreados en el acto.

Alrededor de 15.000 personas se congregaron en la villa guipuzcoana durante la tarde para asistir al funeral. El acto había sido convocado por HB, aunque Euskadiko Ezkerra (EE) hizo también un llamamiento a la participación.Minutos antes de las siete de la tarde, una atronadora salva de aplausos saludó la aparición del féretro, a hombros de familiares y amigos, entre los que se encontraban Juan José Etxabe y el vicepresidente del Parlamento Foral de Navarra, Juan Antonio Urbiola. Mientras se recorrían los pocos metros que separan la torre Olaso de la parroquia de San Pedro, los asistentes vitorearon a Monzón y a ETA Militar, y gritaron «Nafarroa Euskadida» («Navarra es Euskadi»), consigna que se repetiría con insistencia toda la tarde.

El féretro fue colocado en un túmulo frente al altar, cubierto con un gran crucifijo y una ikurriña. La makilla, el bastón del político desaparecido, fue colocada en una de las asas de la caja. El templo se encontraba abarrotado de público, y varios miles de personas siguieron la ceremonia desde el exterior. En los primeros bancos de la izquierda tomaron asiento la viuda de Monzón, Josefa Ganuza, completamente vestida de negro, su hermano Isidro y otros familiares. A la derecha, dirigentes de HB, como Txomin Ziluaga, Pedro Solaberría, Francisco Letamendía Ortzi, Miguel Castell, Jokin Gorostidi, Iñaki Esnaola, Jon Idígoras y los navarros Iñaki Aldekoa y Patxi Zabaleta. Confundido con el público se encontraba el ex presidente del Gobierno vasco en el exilio, Jesús María de Leizaola.

Finalizada la ceremonia, el féretro fue sacado a hombros de familiares y dirigentes de HB a los sones del Agur jaunak. Miles de personas en el exterior prorrumpieron en aplausos y vítores y se entonó el Eusko gudariak. En la plaza, donde esperaban varios miles más, el féretro fue depositado en un túmulo, mientras se difundían por los altavoces párrafos de un discurso de Monzón. A continuación fue enterrado.

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