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TRIBUNALES

Los defensores de la familia de "el Rubio" insisten en la hipótesis del autosecuestro

Durante la jornada de la celebración de la vista oral contra los familiares de Angel Cabrera, el Rubio, los abogados defensores de los procesados -el padre y dos hermanos- arguyeron la posibilidad de que el caso de Eufemiano Fuentes fue un «autosecuestro» y que los restos encontrados en el pozo La Dehesa, en Arucas, no corresponden a los del industrial tabaquero.

Así se desprende, al menos, de los continuos interrogatorios a que fueron sometidos en la jornada de ayer, miércoles, los peritos Cayetano Guerra, Humberto Díaz y Juan Coterón, tres profesionales de la medicina, por parte de los abogados defensores durante el examen de la prueba pericial. Estaba previsto que estuviese presente un cuarto perito, catedrático de Anatomía, José Guijarro, que no pudo estar presente por encontrarse en Madrid. Esta ausencia provocó protestas de la defensa y el abogado Fernando Sagaseta pidió la suspensión de la vista, rogando «que sea conducido a la sala, si fuera preciso, por la fuerza pública». El fiscal se opuso a la suspensión y el presidente de la sala dijo que los tres peritos allí presentes eran suficientes para realizar el informe.A preguntas del ministerio fiscal, los médicos manifestaron que el día de autos se elevaron los restos cadavéricos del pozo La Dehesa, certificándose poco después que pertenecían a un ser humano. Dijeron más adelante que ocho días después del hallazgo se personaron en el Instituto Anatómico Forense y, en presencia del juez instructor, se realizó el reconocimiento de los restos, separándolos a su vez de otros animales que aparecieron junto a aquéllos en el fondo del pozo.

Añadieron que sobre los datos que disponían fueron buscando fracturas o lesiones que el secuestrado tuviera en vida y que sus, familiares le indicaron que en una clínica de Barcelona existían unas radiografías de una anterior intervención quirúrgica realizada en 1973. «De todos modos», manifestaron a continuación, «los restos se llevaron también al Hospital Insular, donde se realizaron otras radiografías». Del análisis de estas pruebas radiográficas se observaron once detalles anatómicos, analizando vértebra por vértebra, que coincidían en tamaño y forma con los de los restos hallados.

Deduciones a partir de los restos

Después de examinado el occipital, cuello y extremidades de los restos, los peritos llegaron a las siguientes conclusiones: que los restos humanos pertenecían a un varón, que podía tener una talla de 1,70 metros, que podía tener una edad superior a los 55 años, que su muerte se había producido hacía un mes, que sufrió múltiples fracturas, que la muerte había sido violenta y sospechosa y, por último, que existían once coincidencias óseas con las radiografías de Eufemiano Fuentes.Una vez que finalizó el fiscal, comenzó la defensa a preguntar a los peritos, produciéndose los momentos más polémicos de las tres jornadas del juicio. Alfonso Calzada fue el abogado de la defensa que más intervino, poniendo en algunos momentos en entredicho extremos del informe de los peritos y haciendo gala de un sorprendente conocimiento de la ciencia médica. Calzada hizo constar antes de comenzar el interrogatorio que ninguno de los tres peritos.

Otra cuestión que provocó murmullos en la sala fue el hecho de que los restos fueran entregados a la familia Fuentes, para su inhumación, veinticuatro horas antes de ser emitido el informe médico. En este sentido, uno de los peritos indicó que era necesario certificar las radiografías de Barcelona y eso explica el retraso en firmar el informe. «La defensa no entiende esta cuestión», dijo Alfonso Calzada cuando los peritos señalaron que no recuerdan si se fotografiaron los restos.

Seguidamente la defensa realizó preguntas en torno a la talla de los restos encontrados en el pozo, y que tienen una diferencia de cinco centímetros con respecto a la que poseía Eufemiano Fuentes. Los peritos manifestaron que este aspecto no lo podían precisar de forma matemática. Llegado a este punto se suscitó un enfrentamiento verbal por cuestiones de técnica médica».

Nuevas discrepancias se produjeron entre la defensa y Cayetano Guerra con motivo de las técnicas de análisis de las radiografías. «Lo que tratábamos de buscar», dijo el médico, «era la similitud de una radiografía y otra». A lo que el abogado Calzada señaló que se hiciera constar textualmente la frase. Inmediatamente le replicó el doctor Guerra, afirmando que «no queríamos hacer coincidir las radiografías».

Interesante fue, por otra parte, la declaración efectuada por el testigo José Barrero, muy conocido de el Rubio, con el que se encontró hace unos años en Inglaterra, y que había sido empleado de la empresa de Eufemiano Fuentes. Reconoció, a preguntas del ministerio fiscal, que a finales de 1975 había tenido una conversación con Angel Cabrera, «quien me dijo que le habían encargado el secuestro de don Carlos de la Torre y que eran cuestiones de mafia».

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