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Tensa situación laboral en Portugal

El endurecimiento de las tensiones laborales y las discusiones acerca del presupuesto del Estado evidencian una cierta desorientación del Gobierno portugués y preocupan a sectores de la mayoría gubernamental.

Pretextando «actos de sabotaje» en el curso de la huelga de tres días emprendida el miércoles por los 17.000 trabajadores de Petrogás, y que originaron problemas en el abastecimiento de gas de la capital, el Gobierno decretó ayer la movilización civil de la plantilla de la refinería de Lisboa. Concesiones de última hora consiguieron evitar una huelga de 48 horas convocada en la industria metalúrgica y en los transportes interurbanos por carretera. Sigue anunciada para el día 22 una huelga ilimitada de los maquinistas de trenes (sindicatos autónomos) y de los funcionarios públicos.

Las dos centrales sindicales (CGTP; mayoritariamente comunista, y UGT, socialista-socialdemócrata) han coincidido ayer en convocar un paro nacional de veinticuatro horas.

La táctica adoptada por el Gobierno Sa Carneiro en el terreno social parece a la vez simple y contradictoria: evitar, en la medida de lo posible, el conflicto abierto, haciendo todas las concesiones posibles. En caso de fracaso, «politizar» la cuestión, acusando a los partidos de la oposición, y sobre todo a los comunistas, de sabotaje de la política económica del Gobierno.

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