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Accidentado España-Holanda en Balaídos

El partido España-Holanda se planteó mal al elegir un escenario inadecuado en estas fechas, y pudo incluso no llegar a su término por una avería en la iluminación eléctrica. El ridículo espectáculo ocurrido en el campo de Balaídos, donde el encuentro quizá superó una marca mundial al durar más de dos horas y media, rozó los límites del escándalo. Menos mal que España ganó al subcampeón del mundo, al que superó sorprendentemente sobre un lodazal en bastantes buenas condiciones para la lluvia caída, gracias a su magnífico drenaje.Un apagón de dos torres de la iluminación eléctrica, a causa de un cortocircuito producido por la misma humedad y el agua caída, obligó a suspender el juego a los dieciocho minutos de iniciado, y no se reanudó hasta una hora y ocho minutos después. Tras arreglarse la avería, a los 33 minutos de la suspensión, la Federación Holandesa tuvo que obligar a sus jugadores a regresar al campo, pues algunos ya se habían duchado. El entrenador, Jan Zwartkzuis ya se había quejado previamente y el suceso colmaba ya su paciencia. Incluso el árbitro salió dos veces al terreno, mientras la selección española volvía a calentarse, en una serie de idas y venidas más propias de un espectáculo circense que de un partido de fútbol internacional.

Sólo el aceptable juego de la selección española, en el primer tiempo, y, especialmente, en los dieciocho minutos iniciales, pudo hacer olvidar tal cúmulo de desastres. Por ello resultó una lástima el corte, porque hacía tiempo que no mostraba la selección unas acciones tan atinadas. Se adaptó mejor al difícil terreno que su rival, y con pases largos, rápidos y al primer toque, pudo incluso marcar ya. Sin embargo, no se aprovecharon algunos centros de Carrasco, que se escapó cuantas veces quiso del ya veterano Jansen, y ahí se perdieron las mejores oportunidades.

De todas formas, el equipo de Kubala se apoyó muy bien y jugó a los espacios libres con gran visión. Sólo faltó esa fuerza en el tiro, ya endémica en nuestro fútbol, porque la firmeza defensiva, con la confirmación de un Gordillo como titular indiscutible, fue una garantía. El mando del centro del campo, con un Saura muy atinado ante Stevens, la veteranía de Asensi frente al cerebro Thijssen y la sobriedad de Zamora ante Schoenmaker, también sorprendió agradablemente. Y delante, Juanito, Santillana y Carrasco se mostraron rápidos y peligrosos. Holanda sólo dio señales de vida con un remate de Kist, que, frenado por el barro, salvó Migueli bajo los palos, y un gran tiro lejano que Arconada salvó apuradamente de puños.

España, en la segunda mitad, bajó el ritmo con los cambios efectuados, y quizá acusando la pesadez del terreno, pero Holanda tampoco lo aprovechó. Saura bajó al lateral derecho, por Celayeta, y la mayor lentitud de Landáburu pareció ser la causa de la inferioridad en el centro del campo, pero el barcelonista se recuperó y un gran pase suyo a Juanito provocó ya una gran ocasión de gol en el minuto 651. En esa jugada se reclamó ya penalti, como en un empujón anterior a Zamora, y otro más tarde a Dani, pero el árbitro no quiso complicarse ante el estado del terreno. Donde ya no pudo dudar fue en el agarrón del meta holandés a Dani, que permitió al bilbaíno marcar el gol del triunfo. Dani, formando tándem con el propio Juanito y con Satrústegui, demostró ser el hombre más peligroso, como siempre, del ataque español.

En cualquier caso, fue una pena, sin empañar una sorprendente y justa victoria española, que un partido tan importante se viera convertido en una crónica de sucesos. La Federación, con su desacertada designación de Vigo para satisfacer problemas personales de Porta con la afición viguesa, volvió a equivocarse. Olvidó que en esta época cualquier ciudad del sur podría haber sido el escenario, quedando Vigo, que puede ser perfecto escenario internacional, para una ocasión futura.

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