Los Reyes de España inician hoy su primer viaje oficial a Guinea Ecuatorial
Los Reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, inician hoy una visita oficial a Guinea Ecuatorial de cuatro días de duración, invitados por el presidente de la República guineana, Teodoro Obiang Nguema. Los ministros de Asuntos Exteriores y Economia, Marcelino Oreja y José Luis Leal, acompañan a los Monarcas en este interesante viaje, con el que España espera restablecer unas privilegiadas relaciones, de igual a igual, con su antigua colonia y asegurar su presencia política en el Africa negra.Inciertas e incómodas son las circunstancias políticas y ambientales que enmarcan el desplazamiento de los Reyes de España. La República de Guinea Ecuatorial casi acaba de iniciar una segunda etapa de su historia. Desde su independencia, en octubre de 1968, hasta el pasado día 4 de agosto, Guinea Ecuatorial ha vivido once años bajo la férrea y destructiva dictadura de Francisco Macías Nguema, quien llevó a su pueblo al desastre económico, político y social, a pesar de que las riquezas naturales del país ecuatoriano y la infraestructura colonial cedida por España le permitía haberse convertido, desde su independencia, en una de las naciones más ricas del continente africano.
Hoy, los Reyes inician un viaje difícil. Han aceptado con urgencia la invitación del presidente Teodoro Obiang, aunque el futuro político de la República aparece como incierto -los cerca de 100.000 exiliados políticos guineanos se interrogan aún sobre su posible regreso al país.
La presencia de los Reyes de España tiene una doble justificación: la primera está en el deseo del pueblo guineano y de sus dirigentes de que sean los Monarcas sus primeros invitados de honor.
A nivel popular, los Monarcas tendrán también mayor acogida y su presencia servirá para borrar de la población guineana el sentimiento antiespañol, impuesto por decreto por Macías y plasmado en un decálogo difundido en lo que quedaba de las escuelas guineanas. El segundo argumento está en que la presencia del Rey (máximo representante de España en las relaciones internacionales, según la Constitución) da un carácter de Estado a la visita, no la sitúa en ninguna esfera política concreta.
También la presencia del Jefe del Estado español en Guinea constituye una demostración más de la voluntad del Gobierno de Madrid de forzar sin pausas el tren de la cooperación hispano-guineana y acelerar la reconstrucción económica, cultural y social de este país. Numerosas misiones de españoles se han desplazado a Malabo y de guineanos a Madrid, para poner en pie un amplio acuerdo de cooperación en casi todos los sectores, y entre los que destacan las explotaciones de cacao, pesca, minería y eventuales prospecciones petrolíferas.
El padrinazgo político y económico del nuevo régimen ha sido, en menor manera, tema de competencia interoccidental. Francia, las Comunidades Europeas -un hermano del comisario europeo para los países en vías de desarrollo, Claude Cheysson, es o era un importante empresario y exportador de Guinea- e incluso Marruecos han lanzado una inmediata ayuda en favor del régimen de Obiang, que en un principio pareció competericia hispano-gala, pero que ahora parece acción «concertada», Según declaraciones oficiales posteriores a la visita de Suárez a París, hace sólo dos semanas. El tema marroquí es más simple: su aportación a Guinea se centra en el envío de una guardia personal de protección al presidente Teodoro Obiang, similar a la que tiene el presidente Bongo, de Gabón, quien, al parecer, aconsejó a Obiang en este sentido. Rabat sabe bien que esta presencia le puede servir de algo en la OUA y en sus relaciones con España.
De todas maneras, no es la eventual competencia interoccidental la que podría preocupar sobre el futuro político de Guinea Ecuatorial. Más bien la interrogante de cuál será a corto o medio plazo el camino político o ideológico que escojan los dirigentes guineanos. Los miembros del llamado Consejo Militar Supremo, muchos de los cuales fueron formados en España; pero otros, en Hungría, la URSS, Cuba, Corea del Norte e incluso en China, serán en definitiva quienes articulen el futuro político del país. El hecho de que la URSS y sus países aliados fueran los padrinos de la dictadura de Macías constituye un importante obstáculo para que Moscú recupere su primacía, ahora perdida, en la zona. La URSS no sólo apoyó la dictadura, sino que también aprovechó su desorden para instalar en el puerto de Luba una base estratégica y pesquera que ya ha producido problemas con el nuevo régimen -al parecer, hubo algún enfrentamiento-, que no sólo ha denunciado el contrato pesquero -que encubría la base-, sino que exige que Moscú pague el pescado que prometió a este país y que nunca entregó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.