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Reportaje:

La tala y la invasión turística amenazan la sierra de Guadarrama

En el fondo de todo el problema late una concepción desarrollista de la vida urbana trasplantada al medio rural, que ha calado en la mentalidad de los tradicionales propietarios del suelo, ganaderos en su mayor parte. Estos no han sabido o podido analizar si la administración de sus bosques comunales por parte del Icona obedece o no a sus intereses, como tampoco lo han hecho respecto a la venta de sus tierras. Todavía no se ha creado un movimiento organizado que calibre el modelo económico adoptado y plantee las alternativas eficaces en caso negativo.Cegados por las ofertas de las inmobiliarias, los ganaderos han vendido sus tierras, lo que ha originado la desaparición de zonas agrícolas y de pastos, sustituidas por urbanizaciones o colonias de chalés, que han desfigurado la fisonomía del terreno y cambiado de raíz la vida tradicional de sus habitantes.

El campesino que vende sus tierras por cinco o diez millones de pesetas se encuentra, años más tarde, cuando sus hijos se casan, con que tiene que invertirlos de nuevo en la compra de pisos que le cuestan tanto como lo que ganó, al margen de que ha perdido sus fuentes de recursos económicos y se ve obligado a buscar trabajo en otro tipo de actividades.

Uno de los argumentos de las inmobiliarias, el que la construcción remedia el paro secular de los habitantes de la sierra, se ha revelado como falso. Las grandes inmobiliarias tienen personal propio, emplean a los autóctonos en las tareas menos cualificadas y los despiden en primer lugar en épocas de crisis o cuando la construcción de las viviendas se ha concluido.

La normativa más incumplida del país es posible que sea la que prohíbe derribar casas del medio rural con más de cincuenta años de vida. Las inmobiliarias derriban casas espaciosas para construir bloques de apartamentos, a los que sacan una rentabilidad cincuenta veces superior. Se da así el contrasentido de núcleos urbanos donde el suelo tiene un valor muy alto, rodeados de zonas rurales en las que el terreno no vale casi nada. Icona ha comprado hace poco una finca en Oteruelo del Valle, cerca de Rascafría, al precio de una peseta el metro cuadrado.

Las ambiciones de las inmobiliarias tienen un inestimable apoyo en los procedimientos de ordenación territorial de la sierra, que en ningún momento se han hecho teniendo en cuenta que todo el Guadarrama forma un biotopo integral, que hay que contemplar y tratar en su totalidad. La calificación del suelo se ha hecho a partir de ayuntamientos minados por el caciquismo o desde organismos centralistas, tipo Coplaco. Sólo así se explica que una parte del Cañón de la Barranca, paraje de los más bellos del valle de la Maliciosa, haya sido declarado zona urbanizable, apenas unas semanas atrás.

Para Gustavo Bernal, miembro de Aepden, autor de un estudio sobre las características y problemas de la sierra del Guadarrama, la situación está a punto de llegar a un estadio irreversible. Su propuesta consiste, en la creación de un grupo de expertos, reconocido por la Administración, que en un plazo máximo de un año se encargue de realizar - un estudio que contemple toda la zona como una totalidad y establezca las medidas, que deberán ser aprobadas por el Parlamento, necesarias para la conservación de lo que aún sea salvable y detenga el deterioro de todo lo demás. En este sentido, ya se han celebrado una serie de reuniones entre ecologistas de diversas regiones, a las que asistieron también delegaciones de la sierra de Guadarrama, y en las que se ha elaborado un borrador de una futura ley de Montaña del Estado Español. Dicho borrador será presentado próximamente a las Cortes para su aprobación.

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Inexistencia de plantas transformadoras

El irregular planteamiento de la explotación de los recursos económicos es particularmente claro en lo que se refiere a la extracción y comercialización de la madera. Propietarios de bosques de Navacerrada, Rascafría, Navafría y otras localidades consultadas coinciden en señalar que la actuación del Icona en este campo es muy poco eficaz. Icona, aunque en muchas ocasiones no es propietario de los bosques, sí es el único administrador. Dicha entidad señala el cupo de pinos a cortar cada año, organiza los concursos-subasta y facilita la extracción mediante la apertura de caminos forestales. Las diferentes empresas madereras acuden al concurso-subasta, y frecuentemente llegan a acuerdos previos entre ellas para que las cifras alcanzadas en las pujas no sean demasiado altas. El valor del metro cúbico de árbol en pie (es decir, aún sin talar) oscila entre las mil y las 5.000 pesetas, según la calidad de la madera y las dificultades de arrastre.

En varias ocasiones, los concursos-subasta han quedado desiertos, lo que obliga a convocarlos de nuevo con una cifra inicial más baja. En otras ocasiones, como en el tramo de Pinillos, propiedad de la comunidad de Pedraza, el concurso quedó desierto porque el arrastre era muy difícil y originaba gastos elevados. Los madereros prefieren esperar a que el Icona abra un camino forestal que haga la tarea más fácil y abarate la mercancía. Una vez cortado el pino, los madereros lo trasladan a sus propias serrerías, donde se transforma en planchas de madera y se comercializa. Es en este momento, ya de cara al consumidor, cuando la madera sube de precio enormemente.

No hay ningún obstáculo para que las diferentes comunidades de pueblos de la sierra, de forma comunitaria, construyan sus propias serrerías y asuman las funciones de los madereros, con lo que la mayor parte del beneficio comercial quedaría en los pueblos y no en las empresas foráneas.

Por otra parte, la venta del producto está asegurada, dada la proximidad y las necesidades del mercado de Madrid. Un ejemplo de lo viable de este sistema lo tenemos en La Granja, donde la explotación del pinar de Valsaín corre a cargo del Patrimonio Nacional, que tala los pinos, los transporta a la serrería y vende a las fábricas de muebles directamente. En cambio, una localidad como la de Navafría, miembro de la comunidad de Pedraza, de la que anualmente se corta un cupo que oscila entre los 8.000 y los 10.000 metros cúbicos, obtiene un beneficio de unos dos millones de pesetas. Después de muchos años de explotación del bosque, el pueblo sigue siendo pobre, y la mayor parte de sus calles están sin asfaltar.

Turismo peligroso

En la sierra de Guadarrama está muy extendida la práctica del motocross,y se quiere extender la del esquí. Las motos, por regla general, no provistas de silenciador, arrasan pastizales y laderas de los montes, y su ruido es suficiente para ahuyentar animales, venados, corzos, pájaros, águilas y otros, que pierden así su habitat natural y se ven obligados a replegarse fuera de sus cazaderos naturales, cuando no se les condena a la extinción.

Similares consecuencias tienen las estaciones de esquí invernales, que normalmente, para propiciar un rendimiento económico máximo, suelen ir acompañadas de complejos turísticos, bares, hoteles y carreteras hasta la cima del monte.

La acción destructiva de las prácticas deportivas se complementa con la poca disposición respetuosa hacia la naturaleza de que los veraneantes de fin de semana hacen gala. El mes pasado, los vecinos de Cercedilla, en una operación limpieza, recogieron ochenta toneladas de basura diseminada por su zona, y se calcula que quedan por recoger cerca de mil toneladas más. La cima de la Maliciosa, uno de los valles más bellos de Guadarrama, se encuentra en un estado lastimoso por la cantidad de desperdicios arrojados, y de nada sirve la iniciativa de dotar a los automovilistas de bolsas de basura, si previamente no se les inculca una conciencia cívica de que carecen.

Alternativas

Los grupos de ecologistas a los que nos hemos dirigido han hecho un estudio con una serie de planteamientos que, en su opinión, sacarían a la sierra de Guadarrama de la peligrosa situación en que se encuentra en la actualidad.

La utilización de la sierra de forma no degradante supone, en primer lugar, su consideración como un bien natural que hay que conservar a toda costa.

En el aspecto turístico se puede subsanar mediante la potenciación de una política moderna de merenderos en los montes, facilitando créditos a sus habitantes para la creación de albergues, posadas, hostales, campings, etcétera, tal como se hace en otros países, Suiza y Austria, por ejemplo, con una riqueza alpina superior al nuestro. Se pueden organizar festivales de diversa índole, campos hípicos y parques naturales con guías.

En el aspecto económico, se trataría de fomentar actividades de tipo comunitario, como las ya citadas industrias de transformación de la madera, aprovechamiento al máximo de pastos comunales, potenciación de la agricultura y ganadería,

Todo ello, unido a un cambio de mentalidad en la Administración, que preste su ayuda en cuanto a la necesaria dotación de infraestructuras, escuelas, hospitales comarcales, revitalización de las costumbres y, tradiciones propias, de manera que el campesino deje de considerarse, en cierta forma, inferior al habitante de la ciudad.

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