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Yves Saint Laurent presenta su moda "ópera-ballet"

La cuestión no es que Yves Saint-Laurent ponga o no ponga tutús y culottes en los traseros de la gente maravillosa que frecuenta discotecas. La cuestión, y bastante seria por cierto, es que Yves Saint-Laurent ha conseguido poner la moda, otra vez, en los mapas.

La cosa ocurrió, como parece lógico, en París. Allí y ante las miradas de Jeanmaire, el bailarín, y de Paloma Picasso, Yves Saint-Lauren ofreció su nueva colección como un homenaje a Sergio Diaghilev y a Pablo Picasso. 0, por decirlo mejor, el homenaje estuvo dedicado a la colaboración entre el genio de la danza y el genio de la pintura. Cierto que la idea puede no parecer estrictamente original, ya que otro modisto de renombre, Lanvin, ha dedicado recientemente su colección al mismo Diaghilev. Pero Yves Saint-Laurent, en este caso, va mucho más lejos. Lo que hace ahora es traducir el espíritu creador de ambos artistas a otro medio, el de la alta costura. A partir de ahí se comprende que la colección de Yves Saint-Laurent tenga validez por sí misma. Y a partir de ahí, también, no será extraño que resuciten las viejas discusiones sobre si la moda es un arte. Dígase que, en las manos de Yves Saint-Laurent cuando menos, la moda se aproxima -ciertamente- a la categoría artística. Pero, al mismo tiempo, el modisto ha triunfado en otros niveles.Por ejemplo: durante el pase de la colección, los asistentes sufrían al hojear sus programas, llenos de notas, mientras consideraban qué estilos debían comparar. De hecho estaban traumatizados: prácticamente les gustaban todos ellos. Una mujer, al no encontrar palabras para felicitar a Yves Saint-Laurent por su nueva obra, simplemente lloró. Es lo que puede ocurrir cuando alguien es testigo de una experiencia estética como la que hemos podido ver en París. Luego, al final del pase de los modelos (donde, por cierto, no hubo el tradicional traje de novia, sino que se cerró con dos niños vestidos a lo arlequín), el público se puso de pie y vibró en una gran ovación «Nunca hemos visto nada parecido», dijo Tatiana Liberman. Y añadió: «Ni siquiera con Christian Dior.» Y, de tal forma Yves Saint-Laurente, como unos cuantos,diseñadores antes de él -Dior, Channel, Balenciaga-, ha logrado poner su sello en toda una época. Pero ¿por qué ha hecho tanto esfuerzo? «Porque era necesario», dice el propio Yves Saint-Laurent; «porque la alta costura es ópera, y ,es ballet, y es modernidad.» Cierto: y eso lo demostró el modisto cuando presentó su colección.

Y lo demostró con sus terciopelos negros, y con sus encajes, y con sus lentejuelas, y hasta con la simplicidad de sus formas. Los modelos de Yves Saint-Laurent no son modernos en el sentido de que alguien se los pone por la mañana y luego se olvida de ellos hasta que se los quita por la noche. Así y todo, son sencillos. A pes ar de que, en verdad, representan el último grito en el mundo de lo lujoso.

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