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Marruecos refuerza su dispositivo militar en los límites con Argelia

El Ejército marroquí se moviliza y prepara para una eventual confrontación con Argelia, según fuentes árabes; para quienes, después de la cumbre de la OUA de Monrovia, lo que antes había sido una movilización popular y psicológica que no había despertado excesivos recelos en Argel, ahora es puro dispositivo militar.Al parecer, algunas unidades han sido desplegadas hacia la zona de Oujda, al Norte, lo cual ha motivado movimientos preventivos argelinos hacia la misma región, frente al Tafilalet marroquí, Y alerta en la zona de la Hammada de Tinduf.

Se trataría de una guerra que el sector comercial e industrial teme, que el pueblo no desea, pero que una parte de la clase política y el Ejército, al menos la oficialidad joven, reclama como medio de restablecer la credibilidad de la corona.

Dentro de la oficialidad se encuentran hoy hombres de prestigio entre su tropa, como el comandante Lubarés, que estuvo al frente del cuerpo expedicionadio marroquí en Shaba (Zaire), y otros que adquirieron experiencia práctica durante la guerra árabe-israelí de 1973. A ellos se unen muchos cuadros militares que han vuelto frustrados del Sahara por considerar que el Gobierno o los altos mandos no han querido asumir las consecuencias de la réplica que ellos creían necesaria a los ataques del Polisario.

Al reconocer el derecho de los referéndum, y proponerse por primera vez en la historia de la OUA la aplicación de la resolución sobre el Sahara en colaboración con la ONU, la cumbre de Monrovia ha colocado al rey Hassan II ante el dilema de contestar a ese consenso desfavorable de los africanos: exponerse a que cualquier fallo en esa réplica sea el detonador de una coyuntura interna complicada que pondría en peligro a la monarquía.

Lo grave para Marruecos no es tanto la resolución en sí misma como la brusquedad con que su delegación se consideró tratada, hasta el punto de que algunos consideran que la presencia de Hassan II hubiera suavizado aquel trato y quizá logrado una votación menos desfavorable que la emitida, 33 votos a favor de la resolución y sólo dos en contra.

En Rabat, como en Argel, existe, sin embargo, el convencimiento de que una guerra entre arribos no tendría vencedores. Esta valoración del posible conflicto ha sido en parte modificada por el respaldo africano a las tesis argelinas, y ello podría forzar a Marruecos a escaramuzas marginales que le permitan ser «recuperado» por Africa.

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Por otra parte, las recientes medidas contra los españoles residentes en Laiun, las restricciones al comercio con Canarias, el tránsito por Ceuta y Melilla, las previsibles dificultades para la pesca, aunque Rabat niegue aún toda motivación política, son síntomas precursores de una posición de Marruecos más agresiva en relación con el Sahara.

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