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Reportaje:

Barcelona vivió una noche bajo la "psicosis de Harrisburg"

Los primeros síntomas de la existencia del gas se conocieron sobre las once de la noche. A esa hora se registraron varias llamadas telefónicas a los servicios de bomberos, Policía Nacional y Guardia Urbana denunciando la existencia de «fuertes olores de gas». Las llamadas irían en aumento y abarcaban cada vez una zona más amplia. Primero se detectó la nube en la Barceloneta, luego le siguieron el barrio de La Ribera, las Ramblas, el Ensanche y parte alta de la ciudad, como Sagrada Familia y San Gervasio. Las centrales telefónicas de estos servicios se vieron bloqueadas por la cantidad de llamadas -los bomberos recibieron alrededor de 2.000 avisos- y empezó lo que miembros de este cuerpo no dudaron en calificar como psicosis de Harrisburg.La situación de inquietud y alarma llegó a ser tal, que el gobernador civil de Barcelona pidió a los barceloneses que sintonizaban las emisoras en el momento en que se dirigió a ellos para aclararles el accidente, que no llamaran telefónicamente a ninguna institución del Estado, tales como policía, bomberos, guardia municipal, etcétera, ya que con ello no se hacía otra cosa que bloquear las centralitas y, al mismo tiempo, sembrar la confusión, ya que no era posible la coordinación de dichos servicios.

Los técnicos de Catalana de Gas por su parte, después de una minuciosa inspección de sus instalaciones, anunciaban que el mal olor no era causado por una fuga de gas en el suministro ciudadano, sino que debía tener otro origen.

Los técnicos del cuerpo de bomberos lograron localizar el producto componente de la nube mediante un explosímetro. La búsqueda de industrias o depósitos donde pudiera encontrarse el etil acrilato se realizó a lo largo de la zona industrial de Pueblo Nuevo y Zona Franca. Dos horas después de detectado el gas se determinó que las emanaciones podrían provenir del buque Fosfórico, el cual había arribado al puerto de Barcelona sobre las diez y media de la noche, llevando 499 toneladas del citado gas. El escape se habría producido al abrir un tanque y sacar una muestra del mismo.

«Es un gas tóxico e inflamable», manifestaron a EL PAÍS miembros del cuerpo de bomberos, «aunque la concentración de la nube no hacía peligroso, pero sí molesto». Según los bomberos la procedencia del gas no ofrece dudas, mientras que para los responsables del barco un escape era imposible.

El Instituto Municipal de Higiene está estudiando el accidente y podría hacer público un informe en las próximas 48 horas.

Según informaron a EL PAÍS concejales del Ayuntamiento barcelonés, el accidente ha puesto de manifiesto la penuria de medios del Ayuntamiento para afrontar casos de este tipo. En concreto, una de las fuentes consultadas aludió a la falta de control municipal sobre el puerto de Barcelona y sobre diversas instalaciones dedicadas al almacenamiento de gases. Uno de los concejales destacó el hecho de que no existe en la actualidad ningún plan de evacuación o emergencia para situaciones de este tipo.

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La situación de pánico colectivo registrada anteanoche en Barcelona son la traducción práctica del alto grado de sensibilidad alcanzado por el ciudadano barcelonés.

Barcelona sufrió en los últimos años varias explosiones con un alto número de muertos y heridos. A la alarma producida anteanoche hay que sumar el peligro -en repetidas ocasiones denunciado por los grupos ecologistas- que representa el paso por el centro de Barcelona del tren que transporta hacia Francia los residuos radiactivos de la central nuclear de Vandellós. A todo ello cabe añadir también la existencia en el puerto de Barcelona de los depósitos de Gas Natural, SA, que reciben el gas de Libia, así como los tanques de Catalana de Gas instalados en la falda de la montaña de Horta, cuyo contenido y grado de toxicidad desconoce en la actualidad el Ayuntamiento.

Medios políticos señalaban ayer la relación directa existente entre todas estas instalaciones y el conocido industrial catalán Pedro Durán Farell. Precisamente el señor Durán Farell es la persona a quien Tarradellas habría ofrecido la cartera de consejero de Gobernación de la Generalidad, en previsión de la dimisión del actual titular, Manuel Ortínez.

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