"El frente de rechazo" quiere expulsar a Israel de la OMS
La XXXII Asamblea Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que participan los 151 Estados miembros de la organización, se ha transformado desde hace cuatro días, en una tribuna política, en la que los países árabes del Frente de Rechazo piden que, en aplicación del artículo siete, se prive a Israel de derecho de voto, lo, que en otras palabras equivale a la expulsión de Israel. La Casa Blanca llamó a Washington a su embajador ante las Naciones Unidas en Ginebra, para «realizar consultas». Aunque la delegación norteamericana ante la asamblea no lo ha dicho expresamente, flota en el ambiente la amenaza del retiro de Estados Unidos de la OMS, de concretarse la aspiración del Frente de Rechazo.Ese grupo de países, encabezados por Kuwait, que ha buscado el favoritismo de los países del Tercer Mundo, pide la expulsión de Israel «por las deplorables condiciones sanitarias» en que vive la población árabe de los territorios ocupados.
El debate en las últimas 48 horas se ha centrado en cuestiones de orden procesal y quorum. En una primera votación fue derrotada la Unión Soviética que propuso que la votación fuera secreta. Minutos después, en la tarde de ayer, fue derrotada una proposición de Vietnam, portavoz de la Unión Soviética, que propuso que el problema lo dilucidara el comité ejecutivo de la OMS, y que mientras se aceptara la simple mayoría.
En definitiva, la estancia de Israel en la OMS parece depender del sistema de simple mayoría o dos tercios en la futura votación.
En un ambiente ostensiblemente relajado, el representante de Nigeria propuso ayer a última hora ir a dormir y continuar hoy, sábado, las discusiones, mientras otro delegado, de un país latinoamericano, pedía que también esa proposición se sometiera a votación.
Al parecer el problema, que tiene características de crisis en el ámbito de la OMS, quedará resuelto la próxima semana, favorable o desfavorablemente a Israel, mientras que los duros del frente árabe se aprestan a pedir que la sede regional para Oriente Próximo, actualmente en Alejandría, sea trasladada a otro país de la región.
