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Conferencia de prensa de Felipe González en Asturias

Felipe González es partidario de retirar el término marxista de la definición del PSOE, por entender que no es suficientemente comprensivo del sector social que debe apoyarle para conseguir la transformación de la sociedad. Si en el XVIII Congreso federal alguien reclama el programa máximo del partido, que no hace referencia explícita alguna al marxismo, el secretario general lo defenderá, «porque lo que hay que recoger es su primitiva declaración de principios y adaptar su mensaje a las circunstancias actuales». El modelo de sociedad debe ser cambiado a partir de la Constitución y con el respaldo de la mayoría, agregó.Estas afirmaciones fueron formuladas el domingo en Gijón por Felipe González, durante una conferencia de prensa celebrada con motivo de una fiesta típica asturiana organizada en el centenario de la fundación del partido. El primer secretario intervino por la tarde en un mitin, negándose a dar consejos sobre el XXVIII Congreso, que comenzará en Madrid el día 17, pero advirtió reiteradamente la gran responsabilidad que asumen los delegados, de los que un 85% asisten por primera vez a un congreso.

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«Yo no tengo que defender lo que he hecho -dijo-, ni vengo a preparar el congreso. Son los delegados quienes tienen que juzgar nuestro papel. Lo que no debemos olvidar es que tenemos ante nosotros unos años muy difíciles, en los que nadie nos va a regalar nada.» En varias ocasiones, el público solicitó la intervención del diputado Luis Gómez Llorente.

Justificó los orígenes marxistas del PSOE en las circunstancias que atravesaba el siglo XIX; puso especial énfasis en recordar que hasta 1976 la palabra marxista jamás había aparecido de forma explícita en su programa; desarrolló su criterio de que cualquier acercamiento con espíritu crítico a Carlos Marx conduciría a la conveniencia de la retirada del término, entre otras razones porque el marxismo, del que existen más de doscientas definiciones, no es un dogma de fe, y desmintió la existencia de divergencias ideológicas entre él y Tierno Galván. Felipe González subrayó que las transformaciones que propugna el PSOE para cambiar la sociedad deben realizarse «sobre el texto constitucional y no al margen de la Constitución». Para el líder socialista el triunfo de Margaret Thatcher en Inglaterra no debe considerarse como el resultado del crecimiento de la derecha en Europa, aunque reconoció que las opciones conservadoras capitalizan la inseguridad ciudadana existente y la crisis económica. La derrota laborista responde, en su opinión, a un programa económico impopular.

En su intervención ante los socialistas en el acto de la tarde, expresó su deseo de no prejuzgar el XXVIII Congreso federal para no mediatizar a los delegados, e insistió en que el PSOE no quiere utilizar la fuerza bruta, sino la fuerza de la razón, «que nos debe dar el pueblo mayoritariamente para realizar el cambio de sociedad».

Preguntado por los periodistas sobre el nombramiento del teniente general Ibáñez Freire como ministro del Interior, se limitó a responder que, sean cuales sean las intenciones de Adolfo Suárez, el orden público es una especialidad civil.

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