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David Rockefeller, a Buenos Aires para estudiar nuevas inversiones en Argentina

David Rockefeller, presidente del Chase Manhattan Bank y amigo personal del ministro de Economía argentino, José Martínez de Hoz, llegará el próximo jueves a Buenos Aires para analizar con las autoridades argentinas la posibilidad de realizar nuevas inversiones en este país. El momento económico argentino es actualmente crítico.Martínez de Hoz, por su parte, señaló recientemente que la visita de Rockefeller significa «una demostración de fe en la mejora de la situación económica» argentina, reconociendo tácitamente que la presencia del financiero servirá para apuntalar un difícil tramo de su gestión, contestada por un aumento inflacionario progresivo.

Durante las cuarenta y ocho horas de su visita, el banquero norteamericano tiene programado reunirse con el presidente Jorge Videla y con altos funcionarios del área económica oficial, encabezados por Martínez de Hoz.

Rockefeller se ha caracterizado por el decidido apoyo que presta a la gestión de su amigo y ministro. En abril de 1978 le elogió por «la creatividad y rigor de su desempeno en el campo econornico». Y lideró su proorarna como «brillante, sólido, con metas razonables y, sobre todo, absolutamente realista. Las riendas económicas de Argentina -dijo Rockefeller en reciente entrevista- están, sin duda, en las manos más rigurosas, conocedoras y responsables que el país ha tenido en muchos años».

Argentina es uno de los países del mundo que cuenta con la tasa más elevada de inflación, que para el año 1978 se situó en más de un 160%, con un índice mensual galopante del 9%, según datos recientes de la Organización Internacional del Trabajo, para el Período entre junio de 1977 y julio de 1978. Asimismo, el nivel salarial argentino, que experimentó una mejora tras los conflictos ferroviarios del pasado mes de diciembre, al mes de culminarse las aspiraciones salariales del sector, que se hallaba plenamente desfasado por la caída en picado del poder adquisitivo. En estas fechas, las centrales sindicales despliegan una nueva campana de movilizaciones para conseguir una adecuación salarial al nivel de precios, que experimenta subidas muy frecuentes. El artífice de esta política es Martínez de Hoz, cuya gestión económica ha sido fuertemente cuestionada incluso desde sectores afines a la cúspide militar.

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