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El problema de las casas ruinosas, sin solución clara a corto plazo

A dos meses de las elecciones municipales, los temas conflictivos se toman con calma en el Ayuntamiento. Es difícil evitar que las casas ruinosas se sigan hundiendo, es difícil solucionar el problema de los bomberos y no resulta más fácil enderezar entuertos en el mercado central, donde actualmente se vive una huelga en el sector de frutas y verduras. Estos fueron los tres asuntos principales abordados ayer en la habitual rueda de prensa de los jueves con el alcalde madrileño, que, en, este período de interinidad, es Luis María Huete.Respecto a las casas ruinosas, «se tomarán medidas». Respecto a los bomberos, también, pero «de forma serena y no indiscriminada». Respecto al mercado, queda confiar en que la huelga no se prolongue.

El problema de las casas ruinosas va ligado a toda una complicada orquestación de planes y leyes (Plan General de Madrid, pendiente de revisión; Plan Especial, pendiente de aprobación; Ley de Arrendamientos Urbanos, que sigue sin convencer a propietarios e inquilinos y que incide en el Plan Especial; criterios y normativas del Patrimonio Histórico-Artístico Nacional; diversidad e injerencias en las distintas competencias de una misma materia que, en este caso, es el suelo, el tejido urbano, el planeamiento urbanístico y cuanto gira a su alrededor). Todo está pendiente de que se produzcan las elecciones. No se pueden tomar medidas en profundidad, que están llamadas a ser abordadas por los nuevos equipos democráticos que ocupen los cargos públicos locales.

Entonces el alcalde dice que, como medidas inmediatas, se tomarán las siguientes: derribo de las casas calificadas de peligro de ruina inminente y que son unas treinta; multas de hasta diez millones de pesetas a los autores de infracciones urbanísticas graves, por abandono en la conservación de los edificios de su propiedad, y clasificación y estudio de todos los inmuebles deficientes para incorporar al Plan Especial que deberá ultimar la próxima corporación.

Sin embargo, resulta dudosa la aplicación de las citadas multas en tales cuantías, cuando la experiencia tradicional no avala en absoluto tal actuación, sino, más bien, una habitual serie de recursos dilatadores de la sanción y, consiguientemente, de la solución del problema.También resulta dudoso que se vayan a «derribar todas las obligatorias, aunque sean del siglo XII» -como dijo el alcalde-, por que, dicho así, sin más, es no contar con presuntas oposiciones del Patrimonio Nacional, de determinadas asociaciones u otras contingencias.

En cuanto a los bomberos -cuyo último conflicto -dura ya cuarenta días-, el alcalde espera que el, problema inmediato quede resuelto en la semana próxima. «El problema general deriva de la desproporción entre el trabajo a realizar y el personal y medios existentes. Tenemos 791 bomberos, cuando la media internacional es de 1 por mil.Necesitaríamos 3.000 y pico más. En cuanto a sus últimas reivindicaciones, se aceptarán algunas:

Los bomberos han planteado seis situaciones de conflicto desde 1971, con un total de vemticinco días de paro, más las alternativas desde finales del pasado mes de diciembre.

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