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El sindicato olivarero no pierde la verticalidad

Durante muchos años, y siempre por estas fechas, los olivareros españoles han acudido a la Administración y a la opinión pública para denunciar la ausencia de ayuda al olivar y las fatales consecuencias que de ello pueda derivar. No nos duelen prendas al reconocerles parte de razón, ya que es la inexistencia de una política racional de grasas, que debería haberse diseñado hace años lo que ha colocado al sector en una situación extremadamente comprometida. Aunque -hay que decirlo- buena parte de culpa la tienen los propios productores, que han conseguido año tras año el alza de precios deseado y han mantenido felizmente la actual estructura del sector olivarero.Pero en la campaña de protesta anual a la que nos referimos hay algo más que interesa resaltar. El mundo del aceite ha sido en las últimas décadas, y continúa siéndolo, un coto cerrado donde todo está atado y bien atado. Rodeando estas férreas ataduras ha surgido todo un imperio de almazaras, almacenes reguladores, consejos rectores, secciones de crédito y cajas rurales donde no es difícil saber quién se beneficia realmente del olivar. Sólo hay un personaje no invitado a esa mesa: el pequeño y mediano productor de aceituna, que vende sus cosechas sin precio a la almazara cooperativa y que en su día cobrará una liquidación por calidad (?), si es que antes no se le concede un anticipo por el que tendrá que pagar los intereses correspondientes. A él le importa poco el precio del aceite; a él lo que le interesa es conocer el precio de la aceituna.

Este aceitunero nunca suele estar presente en las reuniones de Madrid. Este aceitunero -importante numéricamente- sólo es utilizado para las marchas y las manifestaciones, que, desde la mesa de un despacho de cualquier provincia olivarera andaluza, se suelen planificar con exactitud militar.

Aquí lo que nunca se ha planteado es el interés de los aceituneros. Todos los movimientos responden a las reivindicaciones de unos aceituneros a quienes en definitiva importa muy poco de quién son los olivares.

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