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Muere en accidente uno de los generales más próximos a Somoza

La muerte en accidente aéreo del general nicaragüense, miembro del Alto Estado Mayor de la Guardia Nacional, José Iván Allegret -a quien acompañaban dos norteamericanos y un vietnamita que resultaron igualmente muertos-, así como los enfrentamientos en la ciudad de Diramba que causaron la muerte de los hermanos Douglas y Joaquín Blanco, tiroteados por la Guardia Nacional, caracterizaron ayer en Nicaragua la situación del decimosexto día de huelga general en el país. A estos hechos hay que añadir los disturbios registrados en el barrio de Monimbo, en la localidad de Masaya, y la expulsión del país de un sacerdote salesiano, al que las autoridades acusaron de tenencia ilícita de armas, rotundamente desmentida por la orden salesiana, a la cual pertenece.

La muerte del general Allegret, el tercero de este rango que muere en Nicaragua en lo que va de año, se produjo cuando el avión en el que viajaba cayó al lago Granada por causas que se ignoran. José Iván Allegret, adscrito al Estado Mayor de la Guardia Nacional, era uno de los militantes más significados por susomocismo y se había destacado en la represión antiguerrillera. Con él viajaban los norteamericanos Michael Echanis y Charles W. Sanders, así como el refugiado survietnamita Nguyen Van Nguyen, que murieron también en el accidente. No se descarta que pudiera haberse tratado de un atentado, si bien este extremo no ha sido confirmado.Por otra parte, la ciudad de Diramba, enclavada al sur de la capital, Managua, fue el viernes escenario de un violento enfrentamiento entre la Guardia Nacional y civiles, dos de los cuales, los hermanos Blanco Guadamuz, resultaron muertos. En las inmediaciones del área del tiroteo fue encontrada herida de gravedad una niña de nueve años, que tenía una bala alojada en el abdomen y que fue trasladada en grave estado a un hospital cercano, sin que hasta el momento se conozca su identidad.

En medios eclesiales de Nicaragua cundió ayer una situación de incierta atmósfera de indignación tras la expulsión, por parte de las autoridades, del sacerdote José María Pacheco, de la orden salesiana, cura párroco de la localidad de Masaya y director del colegio salesiano de esta ciudad. El religioso, al que las autoridades acusaban de tenencia ilícita de armas, una vez en Costa Rica, en cuya frontera fue puesto por los mandos nicaragüenses, señaló que los cargos que se le imputaban no eran ciertos. Reveló que a uno de los jóvenes que le ayudaban en su parroquia se le entregó a la fuerza un arma larga y proyectiles e inmediatamente acudieron a su iglesia miembros de la Guardia Nacional, que, posteriormente, le condujeron a la frontera. Asimismo, el sácerdote negó haber desarrollado actividad política o partidista de ningún tipo.

Algunos medios han señalado que este incidente puede ser el primero de una serie encaminada a solventar, sobre civiles extranjeros, una parte de los contenciosos que el Gobierno de Somoza litiga con Gobiernos vecinos. El sacerdote expulsado señaló que el percance había sido exagerado en un diario perteneciente a la familia de Somoza, donde, aparecían fotografías de bombas halladas en su parroquia, artefactos que en ningún momento se hallaron en el interior de la Iglesia que regentaba.

En cuanto a la huelga general que observa el país, en la mayoría de sus sectores laborales, desde su convocatoria por parte del Frente Amplio Opositor el pasado 25 de agosto, una fuente de la directiva de la hasta hace poco legal y ahora proscrita Cámara de Comercio de Nicaragua informó que continúa el paro y que sigue extendiéndose por todo el país.

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