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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Funcionario de prisiones excedente

Desde hace algún tiempo, el tema de las cárceles viene estando en el candelero de la información, tanto de la prensa diaria como de los semanarios. Ciertamente es esta una cuestión que me atrae y he seguido su proceso.Ultimamente viene siendo noticia, no por sucesos luctuosos, sino porque hay un director general que quiere acometer la reforma a fondo en el esclerotizado sistema penitenciario español.

No dudo de la preparación científica del señor García Valdés, entre otras cosas porque en sus escritos tiene suficientemente demostrado el dominio de la materia. Pero no creo que se pueda decir otro tanto de la infraestructura interna de la institución carcelaria. Estimo que es ése el toro más difícil de lidiar.

Quizá sea fácil el cambio de la conducta externa del funcionario, no maltratarán a los detenidos y presos, pero no será tan fácil un cambio de actitud que suponga un profundo respeto hacia la dignidad de la persona del interno. Y así difícilmente la reforma puede surtir los frutos deseados. Y sobre todo creo muy difícil ese cambio a nivel de los cuadros medios desde jefes de servicios a inspectores, pasando por administradores, subdirectores, directores, maestros, capellanes (cuya existencia ya es cuestionable), patronato, etcétera.

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Esto que digo es fruto de una reflexión sobre mi corta experiencia de nueve meses como funcionario de prisiones (actualmente estoy excedente). En esta institución había poco que hacer. No había más alternativa que convertirse en un engranaje más o salir, optando por la última.

No obstante, seguí interesado y pensando en volver, pero de otra forma. Me puse a estudiar asistente social (ya era maestro) porque creía que como tal profesional podría trabajar dentro de una línea conforme a mis ideas, es decir, humanista y con base científica. Terminé la carrera de asistente social (que en países con sistemas penitenciarios progresivos es figura importante) y me dirigí a la Dírección General de Instituciones Penitenciarias, pero no recibí más que evasivas: «Sí.... tal vez..., tendría usted que entrar de funcionario ... », etcétera. Llegué al convencimiento de que profesionales de este tipo, que debieran estar rifados para los altos cargos o jefes de secciones o a quienes quiera que lleguen los papeles, están de sobra. Espero que el señor García Valdés los tenga en cuenta.

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