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La Iglesia británica interviene en un debate parlamentario sobre la princesa Margarita

La controversia suscitada en el Parlamento británico por el vida privada de la princesa Margarita, 47 años, hermana menor de la reina de Inglaterra, ha subido de tono al terciar en ella un obispo de la Iglesia anglicana, el doctor Graham Leonard, quien ha emplazado públicamente a la ex esposa de Lord Snowdon a aceptar las limitaciones que a su comportamiento impone la condición de miembro destacado de la familia real, o a renunciar a su faceta pública.

El motivo inmediato de las declaraciones del obispo son unas recientes vacaciones que la princesa compartió en el Caribe con un cantante de moda. Los puntos de vista del doctor Leonard, que ya han sido «contestados» por otro alto dignatario eclesiástico, no sólo han roto la política de no injerencia en los asuntos conyugales de la princesa seguida hasta ahora por la Iglesía de Inglaterra, sino que favorecen un clima de opinión que puede repercutir en última instancia sobre la misma institución real. El obispo lo precisó el domingo en su predicación de Oxford, al señalar que «la vida privada de la princesa Margarita no puede reducirse a un puro asunto familiar, porque lo que la monarquía hace afecta a nuestra sociedad».

Críticas de origen económico

Aunque formuladas ahora desde una óptica religiosa, las críticas a la princesa tienen, sin embargo, un claro origen económico. El ciudadano de este país compagina perfectamente su respeto por las instituciones con la escrupulosidad con que exige cuentas del uso que se hace de sus elevados impuestos. Para el diputado laborista Dennis Canavan, el Parlamento «no tiene entre sus misiones la custodia de la moral de la princesa Margarita, pero sí le concierne el uso de la crecida suma que recibe del erario público».

Reducción de la asignación

El señor Canavan, que en su momento fue reconvenido públicamente en los Comunes por su crudo planteamiento, ha pedido la reducción de la asignación anual prevista para la princesa en la lista civil, y que ahora está fijada en 55.000 libras (casi nueve millones de pesetas). En 1972 recibía 35.000 libras, que fueron aumentadas a 50.000 en 1975, el año anterior a su separación de Anthony Armstrong-Jones.

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