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Un avión se sale de la pista en el aeropuerto de Santiago

Un avión de Iberia se salió ayer de la pista de aterrizaje en el aeropuerto de Santiago de Compostela en el momento de tomar tierra, procedente de Madrid. No hubo víctimas, a pesar de que el accidente fue aparatoso al precipitarse el aparato sobre un barranco de unos diez metros de profundidad e incendiarse minutos después de la caída. Entre los pasajeros viajaban el ministro de Cultura, Pío Cabanillas, los diputados gallegos de UCD José Luis Meilán Gil, Antonio Vázquez Guillén y Nona Inés Vilariño, que sufrieron solamente magulladuras, y el ensayista José Luis López Aranguren, que resultó levemente herido.

El super DC-8 63 de Iberia, matrícula PMX, pilotado por el comandante Ordovás, llegó al aeropuerto central de Galicia, en Labacolla (Santiago), sobre las cinco y cuarto de la tarde de ayer. El cielo estaba despejado y no había viento apreciable. A las 17.25 horas el aparato tomó tierra siguiendo la dirección norte-sur y, al terminar la pista de aterrizaje, salió fuera precipitándose por un barranco en cuyo fondo quedó inmovilizado y parcialmente destrozada su parte delantera.Viajaban 208 personas procedentes de Madrid, Ginebra y Frankfurt. Numerosos pasajeros habían conectado con este vuelo de Iberia, el 565, en la capital de España después de haber llegado desde los citados aeropuertos europeos. Eran trabajadores gallegos, especialmente marineros, que llegaban a su tierra desde distintos puntos de trabajo.

Pío Cabanillas, ministro de Cultura, figuraba entre los viajeros, y se dirigía a su pazo de Pontevedra, al que llegó a última hora de la tarde de ayer, para asistir el domingo en Vigo a la Fiesta Internacional de la Camelia. En el avión siniestrado llegaban también a Galicia los diputados de UCD por La Coruña antes citados, que regresaban de la última sesión de las Cortes.

El senador de UCD por Pontevedra, David Pérez Puga, se encontraba en la sala de espera para recibir al ministro de Cultura y fue testigo excepcional del accidente y del salvamento de los pasajeros y la tripulación. Según informó a EL PAIS, es posible que el avión de Iberia haya tomado tierra lejos de la cabecera de la pista, ya que se le vio pasar delante del edificio central del aeropuerto todavía a una altura aproximada de diez metros.

Algunos pasajeros manifestaron que estaban aturdidos y no acertaban a explicar lo que pasó. Inmediatamente después de la caída del aparato fuera de la pista, se produjeron en su interior escenas de pánico. «Nos salvamos de milagro» era prácticamente la única frase que acertaban a articular. El ministro de Cultura salió del avión por su propio pie y se dirigió, negándose a que lo transportaran en coche hacia las instalaciones del aeropuerto. Tanto él como los diputados de UCD colaboraron en la tarea de serenar la situación y ayudar a la inmediata evacuación de los accidentados.

Según las últimas noticias, de ayer por la noche, hay por lo menos diez heridos de gravedad y alrededor de cuarenta personas que recibieron golpes, heridas o magulladuras de menor importancia. Están siendo atendidos en el Gran Hospital de Galicia y en otros centros sanitarios de Santiago.

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El oficial que mandaba ayer el tráfico en el aeropuerto santiagués, Francisco Sánchez, declaró que el avión tomó tierra normalmente, y que el piloto maniobró al final de la pista para evitar estrellarse contra las instalaciones de la emisora y caer por un barranco de mayor profundidad, donde fue a parar finalmente. Se sabe que hizo esta maniobra girando todo lo que pudo hacia la izquierda.

Por su parte, el jefe del sector aéreo de Galicia y jefe del aeropuerto, Antonio Fernández, informó que una vez caído el avión en el barranco se inició un incendio en la zona de los motores, el cual fue sofocado rápidamente. Manifestó que no se conocen por ahora las causas exactas de lo ocurrido, aunque descartó tajantemente la posibilidad de que fuera debido el accidente a la falta de medios del aeropuerto de Santiago. «Este aeropuerto -declaró- está perfectamente capacitado para soportar el tráfico actual y mucho más todavía.»

Por el contrario, el diputado David Pérez Puga, que presenció todo el accidente, no ocultó su preocupación por la falta de seguridad que pudiera apreciarse en los aeropuertos gallegos. «Este accidente servirá, sin duda -contestó a EL PAIS-, para que se replantee totalmente el tema de las comunicaciones en Galicia. Es necesario que se arbitren medios adecuados y se adiestre convenientemente al personal a la defensa civil para poder prestar auxilios inmediatos y eficaces.»

Se da la circunstancia de que el DC-8 siniestrado en Santiago, El Españoleto, ha sido utilizado algunas veces por el Rey en sus desplazamientos oficiales.

El aeropuerto estuvo cerrado, a consecuencia del accidente, durante dos horas. el gobernador civil de La Coruña llegó a Labacolla inmediatamente y mantuvo contactos con el ministro del Interior.

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