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La crisis del textil catalán

Sobre el tema de la crisis del sector textil catalán se ha hablado y se ha exagerado demasiado en estos últimos tiempos. No quiero decir, con esto que la industria textil no esté atravesando por un momento difícil, sino que quiero significar que hay que matizar mucho sin dejarse llevar por los alarmismos.Para situar la crisis textil en su verdadero contexto, lo puede solamente decirse que tal o cual sector esté trabajando a mitad de producción de lo que estaban haciendo, o que se hayan producido una serie de suspensiones de pagos en los últimos meses. Una buena parte de la industria española está en la misma situación, y en toda Europa la coyuntura textil es mala. Además, y esto es fundamental cuando se trata de calibrarse la dimensión de la crisis, el sector textil está afectado por una serie de condicionantes estructurales que no deben olvidarse por loco que quiera evitarse la sicosis de tragedia.

Es necesario recordar, antes que nada, que el sector textil está perdiendo peso relativo dentro del total industrial global, tanto en Cataluña como en todo el mundo desarrollado. Los estudios disponibles muestran que mientras en 1962 el textil suponía el 32,3 % del valor añadido industrial catalán, el porcentaje actual debe situarse en torno al 16 %. Han sido los sectores metalúrgicos y químico los que han asumido 91 relevo en cuanto a sectores dinámicos del desarrollo regional.

Hay que mencionar, por otra parte, que con la introducción de maquinaria más perfeccionada se han producido aumentos de productividad que han hecho que no fuera precisa tanta mano de obra empleada. Según el censo de 1974, la industria textil daba empleo en España a 186.720 personas, de las cuales 148.366 en Cataluña, y según datos de la Cámara de Comercio de Barcelona, de diciembre de 1973 a diciembre de 1976, el empleo en este sector se ha reducido en un 4,7 %, tanto por la incidencia de los planes de reestructuración del sector algodonero, lanero y sedero, como por la desaparición de empresas.

Los planes de reestructuración de tales sectores han permitido jubilaciones anticipadas, cesación en actividad y régimen especial de acogida al subsidio de desempleo en línea con la estrategia de repliegue en producciones sofisticadas y de mayor productividad, que se está dando en todo el mundo desarrollado ante la expansión de producciones de poco valor añadido que tiene lugar en muchos países subdesarrollados, que si antes importaban textiles acabados, ahora son importadores de maquinaria textil y exportadoras de textiles a tal nivel que el, GATT se está esforzando en impedir una guerra mundial textil a través de la renegociacio5n del acuerdo «multifibras».

Con todos estos condicionamientos, pues, creo que es preciso mirar con cautela los «apocalipsismos» sobre la crisis textil, pues ni -todos los subsectores textiles están tan mal -y pienso en la enorme diferencia que hay entre los de primer tratamiento de fibras vegetales y los de confección y acabados, pasando por los intermedios de todo tipo de fibras-, ni puede suponerse que un sector que estructuralmente no puede soñar en los espectaculares desarrollos de los sectores punta pueda sustraerse a la crisis global que afecta en estos momentos a la economía española.

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