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Crece la inquietud en torno al futuro de Babcock Wilcox

Con un paro y una concentración frente al edificio central del Banco de Vizcaya respondieron ayer los trabajadores de Babcock Wilcox al insistente rumor llegado de Madrid, según el cual se da como seguro el visto bueno de la Administración al plan de reestructuración previsto por la dirección de la empresa.

Este plan, que podría poner a flote económicamente a Babcock Wilcox, supone el despido de casi mil trabajadores y la reducción de jornada a otros 2.500 sobre una plantilla de 5.000.Los trabajadores de Babcock, a cada uno de los cuales la empresa adeuda la cifra media de 160.000 pesetas (unos ochocientos millones en total), celebraron ayer una reunión en la que además de acordar un paro que ha de durar hasta hoy a las seis de la mañana, decidieron concentrarse ante el edificio central del Banco de Vizcaya, para protestar por la situación económica de la empresa y los planes de reestructuración.

En la plaza existente frente al edificio se concentraron varios cientos de trabajadores que repetían: «Que nos paguen los salarios», «Gobierno atiende, la Babcock no se vende» y «Millán atiende, la Babcock no se vende». Ante el cierre de las puertas de la entidad, uno de los trabajadores en representación de los concentrados, pidió ser recibido por el director del banco.

Trataban los trabajadores de interesar en el conflicto al Banco de Vizcaya, que en la actualidad posee casi el 10% de las acciones de la empresa. Asimismo, pretenden los trabajadores que el banco negocie tres letras a seis meses, un año y dieciocho meses, respectivamente, por un valor aproximado de seiscientos millones. Estas letras, a favor de Babcock, retenidas por la entidad proceden de una obra recientemente terminada en Zaragoza por la factoría bilbaína para la empresa Sarrió (Montañanueva).

A última hora de la mañana los trabajadores de Babcock Wilcox enviaron un telegrama a los ministros de Hacienda, Economía e Industria para comunicarles la responsabilidad del Gobierno si acepta el plan de reestructuración de la empresa sin contar con la salida negociada que ofrecen los trabajadores.

El plan de la parte social se basa fundamentalmente en el análisis de la posibilidad de lograr una moratoria de los acreedores, el nombramiento de un interventor de la Administración en la empresa que supervise las decisiones, y la gestión y la iniciación de una investigación sobre el estado real de la sociedad.

Este plan incluye asimismo la valoración de los activos y pasivos de la empresa, la investigación de los métodos de gestión llevados a cabo hasta ahora por la dirección de la compañía (con las responsabilidades resultantes si hubiera lugar) y la redacción de un plan de reestructuración de la compañía del que salga garante el INI.

En la tarde de ayer, la comisión de delegados de Babcock mantuvo contactos con el gobernador civil de Vizcaya y el presidente del Banco de Vizcaya, a quienes explicaron las condiciones económicas en que vive la plantilla de la empresa, sus temores ante el plan de reestructuración y las características de la salida negociada que ellos ofrecen.

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