La falsa inmobiliaria
Influenciado por la propaganda a todo color, compré un piso en Nerja (Málaga), a la empresa Cañamiel, SA.Pagué mi correspondiente «entrada» y firmé las consabidas letras, que no fallan en su vencimiento, recibiendo la promesa de entrega para dentro de unos días de la obligatoria Póliza de Seguro de cantidades anticipadas.
Pasaron las semanas y las reclamaciones vanas, y me trasladé a Nerja, donde Francisco Ruiz Platero, consejero delegado de Cañamiel, SA, sólo me dio evasivas.
En mi estancia averigüé que el armazón del edificio donde debe estar enclavado el piso que se lleva mis ahorros (tengo más de sesenta años), está tal cual hace unos ocho, ¡ocho! años; que la empresa Cañamiel, SA no tiene nómina y, por supuesto, personal de albañiles, carpinteros, electricistas, soladores, etcétera, que indique que sea ella la que construya; que tampoco tiene contrato con empresa constructora alguna que pudiera terminar lo que ya existe hace tantos años y, por supuesto, al no existir ninguna de estas posibilidades, ¿cómo podemos los incautos recibir en la fecha contratada nuestra vivienda?, ¿qué pasará con las cantidades entregadas y por entregar?
Por supuesto, he solicitado al Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo intervenga en la obligatoriedad que tiene la empresa Cañamiel, SA, de proporcionar la mencionada póliza de seguro de cantidades entregadas hasta la adjudicación de la vivienda, pero ignoro la agilidad que pueda tener el departamento correspondiente para hacer cumplir esa ley.
Pero lo mismo que existe un contrato legal para el arrendamiento de viviendas, al que se han de acoger tanto el propietario del piso como el que lo alquila, ¿no podía el Mínisterio correspondiente editar uno relativo a la compra de pisos, donde de una forma justa especificase la obligatoriedad legal de los firmantes y se prevengan tantas estafas, timos y, en el mejor de los casos, dilaciones de entrega y calidad contratadas?
