_
_
_
_
_
Reportaje:

Entre la ciencia y la política: los hospitales para "disidentes" en la URSS

Hoy se inicia en Honolulú el VI Congreso Mundial de Siquiatría Más de 5.000 médicos, en representación de 75 sociedades nacionales, se reunirán hasta el 6 de septiembre en esta isla del Pacífico. Se espera que las discusiones, estrictamente científicas, derivarán hacia un tema político y polémico: obtener de las más altas instancias internacionales la condena oficial de la utilización política de la siquiatría que lleva a cabo la Unión Soviética.

Boukovski, pionero en México

Ya en el último Congreso, celebrado en México a finales de 1971, la comunidad siquiátrica internacional empezó a mostrar inquietud por los primeros testimonios de tratamientos de quimioterapia aplicados a los disidentes soviéticos; fue decisivo en este aspecto el informe enviado por el escritor VIadimir Boukovski: prisionero en dos ocasiones, su informe, de cerca de cuatrocientas páginas, exponía el caso de numerosos disidentes internados en clínicas siquiátricas por razones políticas. Los debates de México, con motivo de la recepción de dicho informe, empezaron dentro de una gran confusión. En la sesión inaugural, el presidente del congreso, doctor Ramón de la Fuente, declaró: «Si silenciamos este abuso, cargaremos nuestras conciencias con un peso intolerable.» Sin embargo, el secretario general de la Asociación Mundial de Siquiatría, el británico Dennis Leigh, no se mostró partidario de polarizar el congreso en esta dirección porque su mayor preocupación era evitar la ruptura de la comunidad científica internacional: la delegación soviética, apoyada por los representantes checoslovacos, ya había manifestado con claridad que si la cuestión se debatía, abandonaría oficialmente el congreso.

Desviación de la siquiatría

Los siquiatras franceses rechazaron colectivamente someter al congreso una moción del doctor Henri Ey que condenaba al mismo tiempo los excesos de la antisiquiatría y la desviación de la siquiatría con fines políticos. Otras posibles iniciativas, nacidas de congresistas motivados pero aislados, morirían antes de nacer. El resultado final de los debates de México sería muy parecido a su inicio: la confusión y el miedo al fracaso.Poco tiempo después, Viktor Fainberg, obrero soviético, casado con Marina Voikhariskaya, siquiatra de Leningrado, declararía a raíz de su liberación que durante el congreso de México, y por miedo a una «condena», los tratamientos se habían dulcificado.

Testimonios de los disidentes

Actualmente, los datos del problema han variado considerablemente; principalmente porque no se pueden ignorar los numerosos testimonios de los disidentes puestos en libertad y sus descripciones de los tratamientos sufridos: comas insulínicos, inyecciones de aceite sulfuroso, quimioterapias masivas, etcétera.Existe un libro reciente, Russia's Political Hospital, donde se recogen más de doscientos casos que dejan ver los expeditivos procedimientos .de internamiento, los sorprendentes diagnósticos y las condiciones de vida en estos hospitales «especiales», donde los siquiatras ejercen bajo la autoridad directa del ministro del Interior; de su lectura queda bastante claro que la finalidad de los tratamientos es punitiva y no terapéutica.

En la mayoría de los países democráticos, los siquiatras, conmovidos por estos testimonios, han empezado a crear organizaciones para protestar contra estas prácticas, especialmente en Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y Suiza. Los esfuerzos conjuntos de estos grupos han contribuido en cierta medida a la solución de algunos casos concretos, como el del siquiatra rumano Ion Vianu.

Argentina y Africa del Sur

El problema, sin embargo, no es sólo el de la URSS, y en este sentido, los delegados en Honolulú piensan poner sobre el tapete al menos dos casos más: Africa del Sur y Argentina, donde empiezan a proliferar los casos de profesionales desaparecidos, simplemente por ejercer una profesión que implica necesariamente la libertad de pensamiento y de expresión. Pese a lo anterior, el problema más serio que se va a tratar en Hawai va a ser, sin duda, el de la Unión Soviética.La preparación del congreso ha dado lugar a tensiones en torno al tema, por el temor de algunos a que se eludan nuevamente estas cuestiones; sin embargo, el temor no tiene mucho fundamento, dada la presión moral que existe por parte de miles de profesionales del mundo entero. En este sentido, hay que constatar que la Asociación Mundial de Siquiatría, dirigida por un comité de seis miembros, uno de ellos el profesor soviético Vartanian, ha aceptado ya de entrada la organización de debates públicos en el curso de los cuales puedan abordarse estos temas. En concreto, están ya previstos dos debates, uno sobre los casos constatados de abuso y otro sobre la ética del siquiatra. Sobre estos debates, ya se han escuchado duras críticas, pues por una parte los oradores no dispondrán más que de diez minutos, y por otra, el presidente de la sesión podrá, en todo momento y según su criterio, cortar el sonido a la sala «si ello es necesario para asegurar el orden y el decoro»...

No habrá condena formal de la URSS

Si se produce una condena -el Royal College of Psyquiatry británico va a proponer una moción en este sentido- de la utilización de la siquiatría en la URSS, lo más probable es que se retire no sólo la delegación soviética, sino la de algunos de los países de Europa oriental y del Tercer Mundo, que no querrán romper sus buenas relaciones con la URSS ni servir de instrumento a una posible utilización ideológica de signo básicamente antisoviético. Por otra parte, aunque la batalla promete ser dura, hay ciertos factores que hacen pensar que esta condena formal no se producirá. En efecto, algunas sociedades de siquiatría, escandinavas y holandesas, juzgan más eficaz intentar la persuasión que el estallido que sin duda se produciría, con el fracaso consiguiente del congreso.Otras organizaciones han pensado -en previsión de un posible escamoteo- en la conveniencia de una reunión pública dedicada expresamente a este tema, que se realizaría al margen del congreso. Apoyan esta idea, entre otros grupos, el Working Group inglés y Amnistía Internacional, que presentará un amplio informe sobre la siquiatría punitiva.

Sin duda, en la gran sensibilidad demostrada por la mayoría de los siquiatras occidentales hacia el tema de los internamientos políticos en la URSS, existe algo más que una preocupación de tipo humanitario y ético; existe también el rechazo simultáneo de ciertas formas de atención siquiátrica que se utilizan en Occidente y que muchos de ellos denuncian con vehemencia: en definitiva se trata de no ser cómplices.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_