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Nuevos enfrentamientos por la acción fascista en Gran Bretaña

Juan Cruz

Los enfrentamientos entre policías y manifestantes de izquierdas comienzan a recordar en Gran Bretaña a los que hubo en los años treinta como consecuencia de las marchas fascistas que tuvieron lugar en Londres. En aquellos tiempos, la legalidad en la que operaban los fascistas merecía la aprobación de las marchas y la protección policial. En sus deseos de detener tales manifestaciones, judíos y antifascistas se enfrentaron frecuentemente con los cordones policiales. Los incidentes que se produjeron, particularmente en 1936, aconsejaron al Gobierno la introducción de una ley que da al Ministerio del Interior la posibilidad de prohibir manifestaciones allí donde es probable la violencia.En los años treinta, las marchas de los fascistas de Oswald Mosley tenían lugar sobre todo en los barrios judíos, lo cual suponía una provocación cuya respuesta siempre fue airada. Los disturbios actuales tienen su origen en otro grupo de extrema derecha, el National Front (CNF), o Frente Nacional, que persiste en manifestarse en áreas donde su presencia resulta prácticamente ingrata: los barrios donde la población de color, que el National Front quisiera ver repatriadas, habita en un gran porcentaje. En total, en el Reino Unido hay cerca de dos millones de emigrantes de color que proceden de ex colonias británicas y tienen esta nacionalidad. La oposición al National Front no es ahora tan poderosa como la que en los años treinta hizo frente a los «camisas negras» de Mosley. Tampoco el NF, a pesar de que es el cuarto partido más importante de Gran Bretaña, atrae tantos simpatizantes como los que tuvo la British Union of Fascists. En la manifestación del sábado en Lewishan, donde los choques entre policías y manifestantes contra los racistas produjeron más de un centenar de heridos, el National Front sólo congregó a un millar de defensores de la primacía británica sobre la legión de emigrantes.

Obreros socialistas

Los jóvenes que ahora aprovechan cualquier manifestación del National Front para salir a la calle y tratar de impedir las actividades de este grupo forman filas en un partido de la izquierda trotskista, el Socialist Workers (obreros socialistas), que a pesar de que cuenta con menos de cinco mil militantes afiliados, congrega a un gran número de simpatizantes a su alrededor. Sus ataques contra el NAtional Front les ha valido el interés de miembros de las comunidades de color.Sus métodos, sin embargo, han merecido la reprobación de la policía y el público. En el último enfrentamiento entre policías que protegían un acto electoral del National Front y manifestantes de aquel partido, éstos volvieron a usar ladrillos y otras armas domésticas, como cuchillos, contra los agentes del orden, a consecuencia de los incidentes que se produjeron anteayer en Ladywood, una población de Birmingham, con gran número de habitantes de color, ayer había en el hospital tres policías y una docena de detenidos hubo de comparecer en el juzgado. Tiendas y otros establecimientos públicos mostraban los restos de la violencia.

Lo que los británicos llaman ya "las batallas de Lewisham y Ladywood" no ha decidido a la policía a prohibir marchas que tengan las mismas consecuencias. David Mcnee, el jefe de la policía metropolitana, repite que sus hombres son capaces de detener la violencia y que una prohibición de los actos del National Front desencadenaría una serie de acciones que atentarían contra la responsabilidad policial de salvaguardar la libertad de expresión en este país.

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