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Persisten las disidencias en la Junta militar chilena

El intento de Pinochet de desplazar a los otros tres miembros de la Junta de Gobierno y reducirlos a meras figuras decorativas dentro del Gobierno Militar, sigue siendo factor de disidencias y agitación en los altos mandos de las Fuerzas Armadas chilenas.

La idea central de la iniciativa de Pinochet, contenida en un mensaje reservado enviado a los restantes comandantes en jefe, es construir una estructura de Gobierno absolutista en la que el presidente de la República tenga en sus manos todo el poder ejecutivo; el legislativo, militar y el derecho a designar sucesor.Los términos en que se planteó la idea y las advertencias que contenía, dejando entrever incluso la posibilidad de recurrir a «otros medios» para lograr que se aceptara- provocaron el casi inmediato rechazo de toda la Fuerza Aérea, con el general Gustavo Leigh a la cabeza, y, también de gran parte de los altos mandos de la Marina.

Leigh fue más allá, de acuerdo a lo que se comenta en los cuarteles, y advirtió que se retiraría si tal estructura gubernamental era impuesta. Por lo que se sabe, la reunión entre Leigh y Pinochet, en la cual estaba presente el general de División Carlos Forestier, flamante vicecomandante en jefe del Ejército desde hace cuatro semanas, no fue muy sosegada.

Pero días más tarde hubo otra advertencia, esta vez del cuerpo de carabineros, a través de su director, el general César Mondoza, en el sentido de que se retirarían los efectivos policiales de las calles en caso de que Pinochet continuara adelante con su iniciativa.

Si bien es cierto que dentro de los altos mandos militares el prestigio y la imagen de Leigh pesan en forma considerable, la advertencia del cuerpo de carabineros tuvo mayor impacto, por cuanto son fáciles de medir las consecuencias de una retirada policial de las calles. A modo de ejemplo se recordó aquí que tal medida convirtió a Lima en «tierra de nadie» y promovió la caída del general Juan Velasco Alvarado y su reemplazo por Francisco Morales Bermúdez.

La espinosa situación ha obligado a Pinochet, de acuerdo con la versión que se conoce en los círculos militares, a moderar su deseo absolutista y a retirar el carácter de ultimátum que había dado al proyecto.

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Ante la posibilidad de un agravamiento de la situación, Pinochet decidió tomar medidas y la primera de ellas fue crear un cargo nuevo en el Ejército, el de vicecomandante en jefe, en el cual colocó a uno de sus mejores puntales, el general Forestier.

La primera tarea que le ha encomendado es la elaboración de un plan para hacer frente a un eventual retiro policial, o a reacciones de otros institutos armados.

En tanto, la deliberación prácticamente generalizada continúa a todos los niveles militares. Pinochet ha debido reunirse en varias oportunidades con la oficialidad para explicar los alcances de la designación de Forestier, que dejó prácticamente fuera de las filas a los generales Hermán Brady y Raúl Benavides, ministros de Defensa y del Interior, respectivamente. Ambos son la segunda y tercera antigüedad dentro del Ejército, detrás de Pinochet.

Si bien oficialmente se aclaró que la designación de Forestier no alteraba el orden de sucesión, si Brady o Benavides abandonan sus cargos ministeriales no podrán retomar a las filas, ya que Forestier hace el número cuatro en el escalafón.

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