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Tímida reestructuración y notable subida en el seguro de automóviles

Una tímida reestructuración en el seguro voluntario de automóviles, consistente en un aumento considerable de las primas y la introducción de nuevos tipos de póliza, ha sido definitivamente aprobada por la Administración. Hace casi un año, la Junta Superior de Precios dió luz verde al plan, luego de recortar considerablemente lo solicitado por las compañías, en base a criterios políticos, según fuentes del propio sector.La cuantía de los aumentos puede situarse de modo generalizado entre un 15 y un 20 % para las clases de seguro actualmente vigentes, aunque se introducen nuevas modalidades -colisión diversos tipos de franquicia, pérdida total-, cuyo costo es notablemente inferior al todo riesgo. Por otra parte, se imponen recargos para aquellos conductores que no rebasen los 27 años de edad o posean el permiso de conducir con antigüedad menor a los dos años; su cuantía es del 20% acumulable en cada caso. Quiere ello decir que un conductor novel de menos de 27 años verá recargada su prima en un 40 %.

Explotación ruinosa

Dentro del sector seguros, el ramo de automóviles el que capta un mayor volumen de recursos, pero las compañías insisten en que su explotación es ruinosa, apoyándose en que las primas sólo se habían incrementado en dos ocasiones y un total del 30% desde 1957. Por ello, solicitaron fuera autorizada una reestructuración total, no sólo para el ramo de seguro voluntario, sino también para el obligatorio. Son, en realidad, numerosos los aspectos en los que el sector asegurador del automóvil en España se encuentra absolutamente desfasado. Desde las diferenciaciones entre modelos a la bonificación por siniestralidad -menor riesgo-, los esquemas aplicados por las compañías distan mucho de ser idóneos para el consumidor, que, dicho sea de paso, se encuentra -también aquí- en franca indefensión.En realidad, acudir a una elevación de primas para rescatar la rentabilidad de las compañías que, por otra parte, obtienen sustanciosos beneficios en otras ramas de su actividad, responde al eterno criterio de la improvisación coyuntural, sin acometer reformas estructurales.

Los problemas del sector seguros tienen una dimensión mucho mayor que el simple equilibrio en tre primas y costos, por lo que pue de parecer una frivolización apoyar la rentabilidad presente y futura en sucesivos ajustes del importe de las primas. Las propias compañías vienen insistiendo en esa reestructuración a fondo, que la Administración no autoriza, sin que -a causa de la falta de infor mación que caracteriza al departa mento responsable- se sepan los motivos.

Uno de los aspectos en el que las compañías consideran necesario se varíen las disposiciones actuales es el relativo a la obligatoriedad de inversiones en deuda pública -superior al 30 % en la actualidad- y otros valores de escasa rentabilidad.

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