_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los amigos de la sangre

EL ASESINATO de don Juan María de Araluce y la muerte de cuatro policías en el mismo atentado no son un mero eslabón más en la cadena de violencias que ha padecido y padece el País Vasco. Por el momento escogido de seria crisis política -y la personalidad de la víctima consejero del Reino - el atentado de San Sebastián va directamente dirigido contra los varios intentos de consolidar en este país una democracia.No basta con condenar el hecho, sino que es preciso establecer las motivaciones y objetivos del mismo. El caso es que al señor Araluce, quien quisiera matarle, pudo haberlo hecho hace tiempo en momentos acaso de mayor tensión en el País Vasco y con mayor facilidad que otros atentados célebres cometidos en aquella geografía. El señor Araluce era, obviamente vecino de San Sebastián y por la ciudad circulaba con coche oficial y banderín desplegado. Pudieron atentar contra él en infinidad de ocasiones pero lo han hecho ahora, precisamente ahora. ¿Por qué?

Por una parte, el crimen se produce después de que una parte de ETA-V había optado por abandonar la lucha armada para transformarse en partido de masas separatista y socialista. Tendencia largamente trabajada por el desaparecido -y quizá asesinado Moreno Bergareche, alias Pertur. Pero también después de que tres encapuchados declararan en San Juan de Luz que ETA-V volvía a la lucha armada y, por tanto, a las acciones terroristas.

De otra parte, este asesinato coincide con un movimiento de unión vasquistas en solicitud de amnistía total para los presos vascos (los menos beneficiados por la reciente amnistía). El brutal atentado de ayer reduce el margen de maniobra del poder para ampliar sus capacidades de perdón.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Por último se mata a tiros a un consejero del Reino, el más alto cuerpo consultivo del Estado en un momento de difíciles maniobras políticas del poder hacia soluciones de pacto, de transigencia de moderación. Es como si los asesinos pretendieran poner al Gobierno contra la pared en momentos en los que más que nunca el poder necesita cauces de diálogo.

Un periódico no es una sala de justicia y su obligación es contar lo que pasa, no impartir sentencias. La autoría directa o inducida de la muerte del señor Araluce y sus acompañantes la dilucidarán los jueces no los periodistas. Lo que nosotros detectamos es que el viejo proceso de intentar que las reformas políticas patinen en sangre se reproducen. Y que es preciso detener cuanto antes a los autores del atentado, como a los asesinos del joven estudiante madrileño el pasado día 27, y ejercer una política de autoridad, que para nada está reñida con las libertades democráticas.

Casualmente cuando las Cortes votaban la reforma del Código Penal por la cual se daba entrada en la política real del país a todos los partidos, corrió por los escaños la noticia del asesinato del jefe local del Movimiento de Basauri. Aquella votación quedó bloqueada. Hoy, cuando el poder se autotransforma en la cúspide, venciendo severísimas reticencias para allanar el camino hacia esa denlocracia estable de la que escribimos asesinan a un consejero del Reino. ¿Quién se benefia del hecho?. los enemigos del cambio político. Aquellos que no quieren la democracia porque con la democracia perderían viejos privilegios o aquellos que la combaten porque es un entorpecimiento en su dialéctica revolucionaria. España es la que pierde. Y con España la mayoría de ciudadanos que desean una transición en paz, pero también una auténtica transición. Y que son conscientes de que este gravísinio atentado a la convivencia y la paz será utilizado por quienes durante tanto tiempo han hecho del totalitarismo dogma político. Sin reparar hasta qué punto el pasado es origen y causa del presente y como no puede haber soluciones por eso que repitan viejos errores.

En cualquier caso nos parece acertada la declaración del señor Martín Villa en el sentido de que El Gobierno no caerá en la trampa que se le quiere tender. El poder no debe aceptar provocaciones como las de ayer mismo, y no es con una represión indiscriminada y absurda como ha de contestar a los asesinos del señor Araluce.

La principal obligación del poder es mantener la cabeza fría, hacer oidos sordos a los catastrofistas, no olvidar que se pretende azuzar a amplias zonas de ciudadanos a patrocinar salidas parafascistas y rechazar con toda la trariquilidad posible la infernal dialéctica de una estrategia antigua: cuanto peor, mejor.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_