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Un grupo de toreros se afilia a la UGT

Noticia importante para los profesionales del toreo ha sido la reanudación del convenio taurino hispano-mexicano, a la que se ha llegado como consecuencia de las gestiones que el presidente de la Agrupación Sindical Española de Matadores, Jaime Ostos, ha hecho en México. Pero algo hay detrás de la noticia.

El convenio quedó roto en septiembre del año pasado unilateralmente por parte mexicana, como consecuencia de unas declaraciones del presidente Echeverría a raíz de las ejecuciones que se habían producido en España. Curiosamente el argumento político sobre el que se basaba la ruptura, beneficiaba profesionalmente a los toreros mexicanos, puesto que en el invierno es cuando se celebra la temporada mexicana y se veían libres de la competencia, tanto artística como laboral, de los toreros españoles.La reacción en la Agrupación Sindical Española fue, como es natural, aceptar los hechos consumados, pero se acordó que en caso de que los mexicanos quisieran reanudar el convenio, no se accedería a ello en el plazo de un año -finalizará exactamente el 28 de septiembre de 1976-, pues de reemprenderse antes las relaciones sería en beneficio exclusivo de los espadas mexicanos, que en tal caso podrían contratarse en la temporada española, la cual discurre en plenitud desde abril a septiembre, y lógicamente, con perjuicio de los españoles, quienes verían restados puestos en los carteles para cederlos a los mexicanos.

Con posterioridad -aquí recogemos la noticia puntualmente- un grupo de toreros mexicanos acordó que ningún diestro de aquel país actuaría en ninguna plaza del mundo donde intervinieran españoles, y así se comunicó a la Sindical Española, en calidad de ultimatúm, si bien se hacía la salvedad de que esta medida no se llevaría a cabo si se reanudaba el convenio en el mes de julio.

Reunidos en junta los toreros españoles, en una buena parte fueron del parecer de mantener su acuerdo primitivo de no aceptar ninguna propuesta de reanudación del convenio hasta el 28 de septiembre. Pero tras largo debate, y puestos en funcionamiento los canales de persuasión que tan bien manejan algunas facciones dominantes de la Agrupación, se llegó al acuerdo de adelantar aquella fecha al 28 de agosto.

Jaime Ostos manifestó entonces su intención de viajar a México, pero los toreros no le concedieron ninguna representatividad. Es más: hicieron manifestación expresa de que si hacía ese viaje sería con carácter privado y no podría llegar a acuerdo alguno con los mexicanos, ya que tales decisiones son de competencia exclusiva de la junta.

Sorpresa Ostos

La sorpresa ha sido la noticia de que hablábamos en un principio: Que Jaime Ostos haya establecido el acuerdo, y además, adelantando en diez días (18 de agosto) la reanudación del convenio. Los toreros, buena parte de los toreros españoles, no están de acuerdo. Resulta que aparte la actitud de Ostos, en el ejercicio de unas atribuciones que nadie le ha otorgado, se dan unas facilidades a los mexicanos para su más amplia contratación en España, que a lo mejor no tienen la adecuada contrapartida en la temporada mexicana. Pues en octubre o noviembre, el mismo presidente de la agrupación mexicana lo ha anunciado ya, comisiones de ambos países van a estudiar la modificación de cláusulas del convenio, por supuesto para mejorarlas, pero cuya solución final puede ser una nueva ruptura, pues tales mejoras son las que, cada agrupación querrá para sí, en detrimento -es lógico- de la parte contraria.

Y aquí parece oportuno hacer un inciso para mejor comprender muchas cosas. Según nuestras noticias, Jaime Ostos quiere volver a los ruedos y torear en plazas mexicanas y españolas. Su interés personal (que podría no coincidir con el sindical) es quedar bien con las empresas de ambos países. Por ejemplo, con los hermanos Lozano, que controlan varias plazas de América. Lo cual nos trae al recuerdo aquel incidente de la feria de San Isidro, a raíz de un espontáneo alarde de Palomo en el ruedo, el cual movió al caduco cuñado de Antonio Ordóñez a insultar gravemente a la crítica, en favor del torero de los hermanos Lozano, y la inmediata intervención de Jaime Ostos, que se apresuró a organizar un homenaje al señor de los insultos y promoverlo a presidente honorario de la Agrupación de Matadores, Novilleros y Rejoneadores.

Muchos toreros no están de acuerdo con estas componendas que no son sino pálido reflejo de otras y expresión de algo más serio que está latente entre gran número de profesionales: su descontento con las estructuras de la propia Agrupación. Algunos van a pedir la dimisión del presidente, y otros, les da lo mismo, porque se creen desamparados y se sienten insatisfechos dentro del sindicato. Es una vieja historia, por otra parte, que nunca cristalizó en nada positivo, por el individualismo de los toreros. Pero mi sorpresa es que tal individualismo tiende a desaparecer y según he oído decir, por la solidaridad se va a la unión de un grupo de disidentes, nada desdeñable en número, el cual va a crear su propia agrupación en el seno de la UGT.

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