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Gran Bretaña puede romper sus relaciones con Uganda

Juan Cruz

El Gobierno de Londres está considerando el futuro de sus relaciones diplomáticas con Uganda, dijo ayer un representante del Foreign Office en el Parlamento británico.Londres no está satisfecho con las justificaciones que el presidente Amin le dio en Kampala al representante diplomático inglés sobre la desaparición de la señora Bloch, que estaba entre los rehenes del avión secuestrado por un grupo de terroristas hace más de una semana.

El Foreign Office sabe que la señora Bloch, una súbdita británico-israelí, estuvo en un hospital de Kampala hasta que se produjo el rescate de los pasajeros del avión secuestrado. Se ha pensado que la señora Bloch fue usada por los policías de Uganda para vengarse de la acción israelí.

El Gobierno de Londres también se expresó ayer sobre la ejecución de los cuatro mercenarios, tres de ellos británicos, fusilados en Angola el sábado. Un portavoz del Foreign Office dijo ayer en los Comunes que el juicio que precedió a la ejecución fue injusto, de acuerdo con las leyes internacionales, que no consideran que ser mercenario es un delito.

También rechaza el Gobierno las acusaciones que sitúan a la Administración británica como cómplice de las actividades de los mercenarios. «Nosotros siempre nos hemos expresado contra cualquier implicación exterior en los asuntos de Angola, y nosotros mismos nos hemos abstenido de intervenir.» «Ninguna autoridad en Gran Bretaña -dijo asimismo el portavoz del Gobierno-, tiene poder para evitar que salgan del país las personas que lo quieran hacer, con o sin pasaporte.»

De todos modos, el Gobierno espera un informe parlamentario sobre las actividades de los mercenarios. Quizá ese informe sea el primer paso para introducir una ley que prevenga futuros casos, como el que ahora ha culminado en Angola con la ejecución de tres británicos.

Ayer tarde, en los Comunes, el debate sobre el tema de los mercenarios fue especialmente tenso. El portavoz para Asuntos Exteriores del Partido Conservador, insistió en su opinión de que lo que Angola hizo fue «una mascarada política con visos de acción legal». Otro diputado conservador calificó de «sádica» la «comunidad comunista» angoleña.

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En el lado laborista del Parlamento hubo alguna justificación de la ira de los angoleños. Un parlamentario pidió al Gobierno que tomara el ejemplo de lo que había ocurrido ahora para evitar que como se hace todavía, se sigan reclutando soldados en este país para luchar en otros países.

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