La tragedia de la talidomida pudo haber sido evitada
La tragedia de la talidomida pudo haberse evitado si los laboratorios que promocionaron ese producto hubieran atendido a las sospechas expresadas por varios científicos de todo el mundo. Así lo revela el Sunday Times en su edición del último domingo, que dedica seis páginas completas al tema, incluyendo un enérgico editorial sobre los derechos del ciudadano frente al poder de las compañías. Juan Cruz informa desde Londres sobre el contenido de este polémico documento, que estuvo embargado durante cuatro años y al que una reciente disposición judicial acaba de dar vía libre para su publicación.
La tragedia de la talidomida pudo haberse, evitado si los laboratorios que promocionaron ese producto hubieran atendido a las sospechas expresadas por varios científicos de diversas partes del mundo. La historia del preparado y el recuento de la lucha por eliminarlo del mercado acaba de ser publicada en Londres por el Sunday Times. Desde hace cuatro años el periódico disponía de los datos que ahora ha publicado, pero su publicación había sido prohibida hasta el momento.Como se recuerda, por haberse tomado sus madres talidomida como sedante durante la gestación, ocho mil niños de todo el mundo nacieron terriblemente deformados. Cuando se produjeron los primeros casos, los médicos no supieron a qué atribuirlo. Un médico alemán advirtió que las deformidades que presentaban los recién nacidos sólo podían compararse con las de una rara enfermedad: la focomelia (de focos: foca, y melos: miembro), de cuya existencia se tienen muy pocas noticias y acaso un sólo documento gráfico: un grabado de Goya en el que aparece un niño con los miembros deformados en brazos de una campesina española.
En el reportaje que acaba de publicar el Sunday Times concluye que, en efecto, la tragedia, que se concretó a principios de la pasada década, pudo haberse evitado si se hubieran efectuado pruebas que en los años cincuenta, cuando se inventó la droga, estaban a disposición de los científicos. Cuando se demostró que la talidomida era causante de las deformaciones ya era tarde.
La falta de pruebas previas no impidió ni que la droga saliera al mercado ni que se hiciera una intensa campaña publicitaria que ponía énfasis en la ausencia de efectos secundarios del producto.
Cuando estos efectos fueron advertidos, la empresa alemana que descubrió el fármaco siguió vendiéndolo y siguió haciendo todo lo posible por hacer olvidar al público lo que se empezaba a decir de la talidomida. Sólo cinco meses después de que la evidencia más fuerte de riesgo fuera revelada por un médico australiano, la talidomida desapareció del mercado. Esto ocurrió a finales de 1961.
La talidomida fue inventada en Alemania por la empresa Gruenenthal, que se asoció con Distillers (británica) para promocionar el fármaco. Este consorcio se hizo efectivo en 1956. Lo que habían descubierto los alemanes se llamó primero K-17, pero pronto fue conocido con el nombre de talidomida. Según los inventores, con la talidomida se eliminaban todos los efectos secundarios peligrosos que presentaban los restantes barbitúricos.
Experimentos humanos
El Sunday Times dice que Gruenenthal no usó todos los métodos propiamente científicos necesarios para llegar a una conclusión de esa clase. Además, en el proceso de invención no participó ningún especialista en farmacología que hubiera sido el encargado de advertir cómo iba a ser tolerado el producto por el ser humano. Participaron, eso sí, un fisiólogo, un químico y un químico-fisico. Los resultados que estos científicos dijeron haber obtenido de sus experimentos no fueron contrastados luego por otros especialistas del mundo.Las experiencias de los investigadores de Gruenenthal señalaban que la talidomida era una droga hipnótica muy potente que no presentaba efectos colaterales. Desafortunadamente, viene a decir Sunday Times, la verdad se supo luego. Se experimentó en seres humanos.
Después se ha comprobado, en efecto, que si una mujer entre la quinta y la octava semana de su estado de gestación tomaba talidomida corría un grave riesgo de que su hijo naciera deformado. Experimentos que se han hecho en ratas demostraron además que, si éstas estaban gestando, ellas mismas no sufrían nada, pero los embriones que se estaban formando en su interior dejaban de desarrollarse.
Sin controles previos
El Sunday Times cuenta que para llegar a sus conclusiones positivas con respecto a los valores de la talidomida, Gruenenthal siguió un sistema convencional que hubiera sido seguro si se hubieran producido las experiencias previas que, al parecer, no tuvieron lugar. El sistema que se siguió, dice Sunday Times, fue el de enviar muestras de talidomida a un cierto número de doctores de todo el mundo. Los informes adversos que se recibieron no fueron recogidos en un simposio que aquella empresa organizó para dar a conocer opiniones acerca de la nueva droga.Algunos de los informes recibidos entonces y señalados ahora afirmaban que la talidomida tenía efectos colaterales y era, en general, una sustancia, que el cuerpo no toleraba bien. A pesar de ello, la droga se puso a la venta en 1957, y sólo se retiró del mercado a finales de 1961.
La literatura publicitaria con la que se lanzó la talidomida la recomendaba -como un producto que podía venderse sin receta, lo que hacía difícil para los médicos controlar las dosis que debían tomar sus pacientes. Las estadísticas dicen que un millón de alemanes tomaban talidomida cada día. El consumo no disminuyó a pesar de las alarmas: veinte médicos suizos describieron la talidomida como una droga peligrosa. En 1961, Gruenenthal había recibido noticias de la existencia de 1.600 casos en los que se presentaban serios efectos secundarios, como paralización irreversible de las extremidades.
Pero el producto seguía en el mercado. La empresa responsable de la talidomida en Inglaterra publicó incluso que las mujeres en cinta no tenían por qué temer nada del producto. Gruenenthal, en Alemania, niega que ella haya hecho publicidad de la talidomida como conveniente para las mujeres en aquel estado.
Sin embargo, lo cierto fue que las seguridades con las que se presentaba el producto y la intensa campaña publicitaria con que fue promovido hizo que muchas mujeres, afectadas por los inareos, la ansiedad y las tensiones propias de la gestación, tomaran la droga.
En Inglaterra, muchos niños talidomídicos recibieron compesaciones económicas que aseguran su vida. Moral y fisicamente los daños de la talidomida, cuya intrahistoria se ha contado ahora, son ya irrebersibles. El Sunday Times hablaba en su reportaje de que la tragedia pudo haber sido evitada. Pero el ciudadano resultó una vez más un ser extremadamente vulnerable al que se le defendió muy tarde.
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