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El Atlético se levanta frente a la Juventus a cabezazos

El equipo de Simeone iguala un 0-2 de los italianos con dos testarazos de Savic y Herrera, el último en el minuto 90, en un partido en el que fue mejor que el campeón italiano

Herrera cabecea para marcar el gol del empate del Atlético. En vídeo, sus declaraciones después del partido.Foto: atlas
Ladislao J. Moñino

A las bravas, a cabezazos, el Atlético se levantó de lo que parecía un mazazo. Dos mandobles de la Juventus en el inicio del segundo tiempo parecían escribir eso de que los italianos saben esperar como nadie en su área y matar en la contraria con contragolpes que son como cuchilladas traicioneras. Se rehízo el equipo de Simeone de esos mazazos con esa fe inquebrantable que le caracteriza. Había sido mejor que la Juve y se vio obligado a emprender una remontada que dejó en una igualada meritoria con los heroicos testarazos de Savic y Herrera, este último en el minuto 90. Cuando se mascaba la derrota, el empate les supo a victoria a los rojiblancos.

La renovación acometida ha convertido cada partido del Atlético en una prueba del algodón. Un termómetro para medir la capacidad competitiva de un equipo en construcción donde aún hay cabos sueltos por ajustar. El primero, la capacidad defensiva, la transmisión de esa imagen granítica sobre la que Simeone y sus futbolistas se sienten capaces de todo. La todopoderosa Juventus de Cristiano, que busca una reinvención con un fútbol más delicado bajo la dirección de Maurizio Sarri, era el examinador de turno.

Y le salió respondón el Atlético, sin complejos y con la clase de partido que debía jugar atornillada en la cabeza de sus futbolistas. Orden en el repliegue en campo propio, con Thomas y Saúl nucleando el dique en el centro del campo, la delicada zona donde más se le han visto las costuras al equipo en lo que va de curso. Y vía libre para los laterales. Para un conjunto en el que la elaboración es secundaria, Trippier y Lodi son una bendición y un respiro. Un escape natural y sencillo con un simple cambio de orientación cuando no hay espacios ni ideas. Un guante en la derecha y un puñal en la izquierda, que fueron más extremos que laterales. La tendencia a jugar con ellos fue tan notoria que varios saques de Oblak con la mano en largo tuvieron a ambos carrileros como destinatarios.

Fue Lodi el que asumió más protagonismo. Con solo 21 años, parece destinado a ser la salida y la llegada natural del equipo por la frecuencia con la que le buscaron unos y otros. La exigencia física a la que fue sometido terminó pagándola con el paso del tiempo.

Dos contras

Bien armado, sin descuidos, ni pérdidas de balón groseras, el Atlético hizo suyo el primer acto. El dominio no le dio excesivos réditos en cuanto a ocasiones de gol. Una conducción de João Félix de 60 metros tras una dejada de cara de Diego Costa la culminó el chico con un punterazo raso que salvó Szczesny. La acción dio paso a un acentuado asedio rojiblanco entre saques de esquina y centros laterales, algunos ganados y tocados por Giménez y João Félix sin consecuencias. Le faltó un punto de precisión al Atlético y un Diego Costa más punzante y vertical para hacer más pupa. El parón por la última lesión sufrida pareció restarle punta de velocidad al hispanobrasileño para encarar en algunas contras que condujo.

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Ese gobierno rojiblanco del partido del Atlético dejó una imagen espesa de la Juventus, en la que solo Cristiano pareció decidido a encabezar la ofensiva. Caído a la izquierda en la mayoría de sus intervenciones, acaparaba todo el despliegue ofensivo: ejercía de armador y finalizador. En ese tramo se vio solo en medio de un equipo que aún no parece encontrar la transición ideal para dejar de ser lo que fue con Allegri y lo que pretende ahora con Sarri. Sobrevivió la Juve con el oficio y la sobriedad defensiva que le permitió macharse al descanso con pocos rasguños. Pareció jugar a esperar la ocasión de desplegarse en un descuido local.

Esa solución que esperó la Juve agazapada en su campo la encontró al poco de iniciarse el segundo tiempo. Una mala pared de Diego Costa en la frontal del área de Szczesny la aprovechó Bonucci para lanzar a Higuaín a la espalda de Trippier. El recule de los jugadores del Atlético se centró en tapar a Cristiano y dejaron vía libre a Cuadrado por el costado derecho. El colombiano pisó área y se perfiló para sacarse una rosca milimétrica con la zurda a la escuadra larga de Oblak. Un golazo y un guantazo. Un duro golpe, al que seguiría otro consecutivo fruto del desconcierto que originó el tanto de Cuadrado. De nuevo, por el costado de Trippier, la Juve encontró un pasillo letal que aprovechó Alex Sandro para llegar hasta la línea de fondo y poner un caramelo en la cabeza de Matuidi que reventó en las redes de Oblak.

En dos contras, la Juve marcó ese sello inconfundible del calcio. De nuevo, se medía la capacidad de este Atlético de nuevo cuño para reaccionar a la adversidad. Con 20 minutos por disputarse, el gol de Savic le ayudó a creer y metió en dudas y en su campo a los de Sarri. Simeone dio paso a Correa, Vitolo y Herrera por Lemar, Lodi y Thomas. El mexicano, en el poco tiempo que jugó, ahondó en la extrañeza de sus ausencias. No había disputado un minuto oficial en lo que va de temporada. Tuvo personalidad y jerarquía y cazó ese cabezazo que permitió al Atlético levantarse. Aunque fuera por las bravas.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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