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Neymar se convierte en la ‘diana’

A falta de goles, el juego del delantero del Barça se asocia más a las faltas a favor y en contra, reiteradas en el Calderón

Ramon Besa
Carrasco y Neymar en el Atlético-Barça.
Carrasco y Neymar en el Atlético-Barça.Emilio Naranjo (EFE)

Neymar no podrá jugar el martes el partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey contra el Atlético en el Camp Nou. Advertido de suspensión, fue amonestado en el minuto 69 por De Burgos Bengoetxea después de saltar con el codo por delante en la disputa de un balón con Juanfran. A pesar de ser su primera falta, después de haber recibido siete, una menos que en el partido de Liga —solo se cuentan las señaladas—, el árbitro la consideró merecedora de tarjeta, nada nuevo si se atiende a su hoja de servicios desde que llegó en 2013.

Las amonestaciones a Neymar se han duplicado respecto a la temporada pasada (0,42 a 0,22) de la misma manera que las faltas que recibe han pasado de 2,85 en 2013 a 4,11 en 2017. El delantero es abatido de forma más frecuente y también ha redoblado sus protestas porque entiende que sus marcadores disponen de un trato de favor de los colegiados, percepción que comparten en el equipo cuando constatan que en el partido del miércoles ni Koke ni Vrsaljko recibieron tarjeta y Juanfran la vio en el minuto 90.

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A nadie del vestuario se le escapa tampoco que Messi fue amonestado y si el martes recibe una amarilla no podrá jugar la final si se clasifica el Barça. “El entrenador ya afirmó que los jugadores deben tener un mayor control emocional”, afirman desde el club, conscientes de que el tridente encabeza la relación de amonestaciones (73). “Hay que colaborar con los árbitros, pero a veces se dan partidos y preguntas posteriores en los programas de radio y televisión que te hacen sospechar sobre cómo se marca sibilinamente al Barça”.

También se argumenta desde la parte contraria una tendencia a la teatralidad de los azulgrana, y especialmente de Neymar. Luis Suárez, al fin y al cabo, se defiende con los goles (22), y Messi, además (30 tantos), marca las diferencias en cada partido con el juego, las faltas o con remates tan inapelables como el que supuso el 0-2. El brasileño, en cambio, ha perdido puntería (9), y su fútbol se asocia más a las asistencias y también a las faltas, de manera que el contacto favorece la discusión, aumentada por otra parte por la personalidad de Neymar. Los defensores encuentran en los gestos del azulgrana una provocación para justificar sus entradas, sobre todo por parte de los equipos que han hecho de su agresividad un signo de identidad o ADN.

A Neymar le buscan las vueltas porque se sabe que le gusta incordiar, desafiar y burlar, como corresponde a un brasileño que basa su fútbol en el regate, el desborde y los gestos técnicos, a veces desequilibrantes y en otras prescindibles, difíciles de asimilar para el adversario, que se siente ridiculizado por el reto constante al que le somete el 11 del Barcelona.

Valiente en cancha hostil, tan imprevisible que en ocasiones se muestra errático en la toma de decisiones, Neymar se divierte cuando el partido no está para bromas. Aunque puede que en algunos partidos se exceda, la sensación es que en muchos momentos del choque del Calderón había permiso para tirar a Neymar. El problema es que a menudo cuesta discernir cuándo el brasileño tiene razón o no en un año en que necesita reivindicarse después de caerse del podio del Balón de Oro.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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