El Barcelona zarandea al Madrid
Los azulgrana, capitaneados por Rice y Tomic, desbaratan la floja defensa del cuadro de Laso
El Barça, ávido y pletórico, estimulado más que deprimido por su pelotón de bajas, zarandeó al Real Madrid extrañamente lánguido y desenfocado que deambuló por el Palau Blaugrana. Rice, Tomic, Perperoglou, Vezenkov, Oleson… El Barcelona tuvo muchos líderes, muchos jugadores que aportaron acierto, garra y química colectiva. Desequilibraron a la aterida defensa del Madrid, muy vulnerable y permisiva, falta de mayor firmeza en cada uno de los emparejamientos individuales y de conexión colectiva. Paradójicamente el Madrid mitigó el castigo al que estaba siendo sometido (74-55) con un quinteto atípico, con Draper, Carroll, Maciulis, Hunter y Ayón. Priorizó su defensa, a pesar de que acumuló muchas faltas. Le salió bien y rebajó los 19 puntos de desventaja a siete, tras un parcial de 2-13, con triples de Draper y puntos de Hunter y Carroll.
BARCELONA, 84; REAL MADRID, 75
Barcelona Lassa: Rice (16), Oleson (11), Erikson (3), Vezenkov (9), Tomic (19) —quinteto inicial—; Koponen (5), Peno (2), Perperoglou (18) y Dorsey (2).
Real Madrid: Llull (6), Rudy Fernández (6), Maciulis (2), Randolph (2), Ayón (6) —quinteto inicial—; Draper (13), Doncic (2), Carroll (7), Taylor (5), Hunter (11), Nocioni (10) y Felipe Reyes (5).
Parciales: 20-15, 29-18, 18-20 y 17-22.
Árbitros: García, Calatrava y Munar. Señalaron faltas técnicas a Dorsey y Doncic. Nocioni fue expulsado (m. 39). Ayón fue eliminado por faltas personales (m.38).
Palau Blaugrana. 6.581 espectadores. Séptima jornada de la Liga Endesa.
El Madrid recuperó todas las opciones de luchar por la victoria, pero se le fueron con un triple fallado por Carroll y con dos tiros libres desperdiciados por Ayón. Fue el canto del cisne. El Barcelona selló un triunfo convincente, reparador para su maltrecha plantilla, con un quinteto de lujo en la enfermería, el formado por Pau Ribas, Navarro, Claver, Doellman y Lawal. El triunfo fue un bálsamo para el equipo azulgrana, que endereza su complicado inicio de temporada e iguala al Madrid en la clasificación de la Liga.
La versión del Madrid fue desacostumbrada. Estuvo siempre a remolque en el marcador, llegó a cargar con una mochila de plomo, con desventajas de entre 15 y 19 puntos. Pablo Laso tomó nota. No se salvó nadie de su equipo titular. Y por eso acabó todo el tramo final con todos los que suelen salir desde el banquillo.
El partido en cuestión, además, se las traía por el mermado contingente del que dispuso Bartzokas. Le faltaban los dos jugadores que venían ocupando la posición de cuatro, Doellman y Claver. De manera que se trataba del día menos indicado para que de Dorsey se saliera por la tangente. A menudo, juega su partido particular. Se pasa de vueltas. No mide los tiempos, ni su gestualidad corporal, ni los nervios, ni su desafiante locuacidad. De manera que puede cometer una falta en ataque nada más entrar por Tomic, como así sucedió, y acto seguido dedicarles un par de lindezas a los árbitros, como también pasó. En esos casos se convierte en un elemento tan incontrolable para el rival, por su capacidad para desequilibrar cerca del aro, como para su entrenador.
Salvando las distancias y por motivos muy diferentes, Ayón le creó problemas similares al Madrid. Tardó poco más de cuatro minutos en cometer dos faltas personales en su intento de frenar a Tomic. El pívot croata creó muchísimos problemas a los interiores del Madrid. Hunter también se las vio y se las deseó en su marca. Y Ayón acabó pagando su excesivo ardor con la eliminación por cinco faltas.
Bartzokas optó por un quinteto atípico. Incluyó a Eriksson y prescindió de Perperoglou. Y dio cabida a Vezenkov, en este caso, como relevo natural de los ausentes Doellman y Claver. El Barcelona tardó en ajustar en defensa. Pero el Madrid no lo aprovechó. El equipo de Laso solo anotó tres puntos, un triple de Llull, en los cuatro primeros minutos. El propio Llull, Randolph y Rudy fallaron triples a pesar de que estaban liberados debido a la mala sincronización de la defensa del Barcelona. Los relevos acentuaron la superioridad azulgrana.
Perperoglou supuso otro factor desequilibrante. Taylor no pudo con él, aunque le dio la réplica en ataque. Koponen no realizó grandes alardes, pero engrasa las transiciones y las circulaciones de balón de su equipo, aunque perdió pie en los momentos más críticos del último cuarto. Draper, saltando a una pierna, y Nocioni, desequilibrado y con Vezenkov encima, anotaron un par de canastas inverosímiles. Pero al Madrid le acabó pasando lo mismo que al Barcelona al principio. Con la diferencia de que cuando eso sucedió, el ataque del Barcelona fue implacable, con Rice, Tomic, Perperoglou, Oleson… Se fracturó el marcador, con 16 puntos, un 49-33 al descanso y un caudaloso rédito anotador del Barcelona, rara vez visto en lo que va de temporada. Mantuvo las constantes y salvó el bache que propició el quinteto más atípico del Madrid, con Llull, Rudy, Randolph y compañía observando los acontecimientos desde el banquillo, con gesto desolado, el que merecía la mala pinta que brindó su equipo.
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