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Nadal y la prueba del algodón

Tras las sombras del primer tramo del curso, el español inicia la gira europea sobre tierra batida en Montecarlo, su territorio predilecto. Se estrena este miércoles contra el británico Bedene, 60º del mundo

Alejandro Ciriza
Nadal, durante un entrenamiento en Montecarlo.
Nadal, durante un entrenamiento en Montecarlo.Valerio Pennicino (Getty)

Rafael Nadal, tierra batida; la simbiosis perfecta, o al menos así lo dicen los números: de los 67 títulos que posee, 49 de ellos se produjeron sobre un tapiz rojizo. Ocho de ellos, de forma consecutiva (2005-2012), acontecieron en Montecarlo, tarea que ahora le ocupa. Arranca la gira europea sobre arcilla como lanzadera hacia Roland Garros, el objetivo último, pero el nivel ofrecido por el español en el primer tramo del curso hace difícil vaticinar que rendimiento tendrá en el Principado, donde confluye con Novak Djokovic, tan hambriento como siempre o más el serbio, amo y señor del circuito, inexorable.

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Comienza Montecarlo, el torneo añejo —nació en 1897, aunque en el formato de la Era Open tiene recorrido desde 1969— que tradicionalmente ha catapultado a Nadal hacia la Copa de los Mosqueteros en París. Ocurre que ahora el de Manacor vive un presente muy diferente al pasado, intermitente e indescifrable, pese a que haya dejado atrás las lesiones y su cuerpo le acompañe y entrene más fuerte que nunca, según insiste. El escenario, sin embargo, se convierte en la prueba del algodón para él, porque la secuencia Montecarlo-Barcelona-Madrid calibrará las posibilidades reales de cara a Roland Garros.

“No tengo el estrés que tenía el año pasado y mis sensaciones son mejores. Me siento mucho mejor”, constata Nadal, pese a todo excesivamente ciclotímico en este 2016, con derrotas frente a rivales ante los que debería haber sido superior a priori, caso de Fernando Verdasco (Miami), Dominic Thiem (Buenos Aires) o Pablo Cuevas (Río de Janeiro). Tampoco entraba en los planes el abandono de Miami, por un golpe de calor frente a Damir Dzumhur, y resultaron mucho más comprensibles sus dos caídas en los pulsos con Djokovic, en los que su juego fue diametralmente opuesto: no tuvo la más mínima opción en Doha y tuteó a Nole durante un set en el asfalto de Indian Wells.

Djokovic, solo en la final

El sorteo del cuadro deparó que en el Principado no deba cruzarse con el número uno hasta una hipotética final. De momento, para abrir boca, hoy (13.00, Canal+ Deportes2) procede la apertura con el británico Aljaz Bedene, 60º en el ranking y esloveno de nacimiento. En su ruta también aparecerían teóricamente Dominic Thiem, Stanislas Wawrinka y Andy Murray. “Este año la historia es diferente. Voy a dar lo mejor y no sé hasta dónde llegaré. Todo el mundo quiere estar en la posición de Djokovic porque cuando ganas es más fácil seguir ganando y, si pierdes, es más fácil que sigas perdiendo. Así son las dinámicas”, explicó ante los periodistas a su llegada al torneo, tras la puesta a punto en Manacor y ya sin el récord de títulos del Masters 1.000, del que le privó el balcánico hace dos semanas.

Reencontrar sensaciones y elevar el juego en su superficie fetiche es el anhelo real de Nadal hoy día. Mientras él apuesta por el cortoplacismo, la mirada de Djokovic enfoca más lejos hoy día. El de Belgrado, cuya inercia se describe esta campaña en cuatro títulos, 28 victorias y tan solo una derrota (retirada obligada en Dubái, a causa de una infección ocular), tiene entre ceja y ceja conquistar la arena de París. Ganador en dos de las últimas tres ediciones en Montecarlo (2013 y 2015), su plan incluye este desfile inicial por el Principado y luego otros dos marcos de rodaje: Madrid, donde no compite desde 2013, y Roma. Y a lo lejos, a un mes vista prácticamente (desde el 16 de mayo), se insinúa poco a poco París, El Dorado del serbio. Su obsesión por seguir haciendo historia.

Federer vuelve 75 días después

Mientras, en su afán por seguir saboreando el tenis, Roger Federer volvió a las pistas después de dos meses y medio de parón forzado. El de Basilea, operado en febrero de una rotura de menisco en la rodilla izquierda, tras competir en el Abierto de Australia, venció con suficiencia en su reaparición al español Guillermo García-López (6-3 y 6-4, en 74 minutos).

Camino de los 35 años y finalista el año pasado, Federer no jugaba desde hacía 75 días, cuando disputó las semifinales en Melbourne contra Djokovic; ambos han quedado encuadrados en la misma vía en Montecarlo. Aspira ahora el suizo a su primer trofeo sobre la pista la pista Rainiero III, donde no estará David Ferrer. El alicantino, de 34 y actual número ocho en el listado de la ATP, anunció ayer a primera hora que una lesión en el sóleo le impedía participar en el torneo del Principado.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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