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HISTORIAS DE UN TÍO ALTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La resurrección de los Spurs

El equipo de Popovich, obsesionado por la planificación, vuelve a su pico primaveral

Parker, Duncan, Belinelli y Ginóbili.
Parker, Duncan, Belinelli y Ginóbili.Darren Abate (AP)

Ya estamos en Semana Santa, así que es momento de hablar de resurrecciones. De la de Jesucristo, por supuesto, pero también de la de los San Antonio Spurs, que vuelven a su pico primaveral gracias a la obsesión de Gregg Popovich por la planificación de cada temporada. Tony Parker vuelve a estar fino justo antes de los playoffs. Kawhi Leonard juega como si fuese candidato al MVP. Tim Duncan parece eterno. Ya lo habíamos visto antes y (probablemente) volveremos a verlo, porque la historia se repite desde…

Un momento, ¿desde hace cuánto llevan haciéndolo?

Parker vuelve a estar fino justo antes de los playoffs. Leonard juega como si fuese candidato al MVP. Duncan parece eterno.

Hace poco, repasando mi relación con cierta persona, le eché en cara que pensaba que nuestra amistad era más sólida porque nos conocíamos desde hacía casi una década. (Me sentía extraordinariamente traicionado). Ella me interrumpió: «Verás, creo que sólo nos conocemos desde hace unos cinco años». ‘No puede ser’, pensé. ‘¡Juraría que te conozco desde la época en la que todo pasaba en Myspace!’

¿Alguien se acuerda de Myspace? Sí, hombre, la red social decana antes de que Facebook se convirtiese en la decana de las redes sociales... Según Business Week, en su mejor momento, llegó a tener 76 millones de usuarios únicos. ¿Y cuándo fue eso? Pues a principios de 2009. Es decir, hace seis años. Tenía razón, no nos conocíamos desde hacía tanto (aunque eso no suavizaba su deslealtad).

El tiempo sigue su curso, pero el ritmo de los cambios parece haberse acelerado endiabladamente en los últimos 20 años. Por ejemplo, recuerdo que cuando empecé en la universidad, escribíamos correos electrónicos en una pantalla negra con un cursor verde. Tuve mi primer móvil en 2003 y mi primera cámara digital en 2005. Ahora, toda esa tecnología está integrada en un único dispositivo (quizá de los primeros en hacerlo fue el iPhone en 2007, hace sólo 8 años) y ya forma tan parte de nuestras vidas como el agua, el oxígeno o los retretes.

Ese ritmo vertiginoso no es exclusivo de la tecnología. Las estrellas de cine vienen y van. Un año Ashton Kutcher es el no va más y al siguiente lo es Ryan Gosling. Lo mismo pasa con la música, las modelos, los directores, los coches… Así, es normal que todo lo que dura más de cinco años nos parezca prácticamente perenne.

Como, por ejemplo, sucede con los San Antonio Spurs, aunque tampoco les subestimemos porque son una dinastía fiable. Si hubiesen conseguido en los 70 lo que han alcanzado en la última década, aún serían recordados por su grandeza. Pero su longevidad se ha magnificado más allá de lo probablemente razonable. Es cierto que parece que llevan toda la vida en el punto en el que están y quela historia de su resurrección es casi tan antigua como la de la resurrección bíblica, pero deberíamos tener en cuenta que es posible que la razón de que nos parezca un equipo tan consistente no es porque los jugadores hayan conseguido detener el tiempo, sino porque nosotros hemos sido incapaces de frenarlo.

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