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La exquisita (y opaca) diplomacia del COI

El papel del Príncipe Felipe para “seducir” a los votantes se considera fundamental

El Príncipe Felipe recibe una camiseta de la selección argentina de manos del vicepresidente Amado Boudou.
El Príncipe Felipe recibe una camiseta de la selección argentina de manos del vicepresidente Amado Boudou.Reuters

Imagine que se sienta usted en el salón de té de un lujoso hotel bonaerense con un caballero británico de avanzada edad y humor vitriólico. O con un riquísimo empresario mexicano. O con un reputado gobernante indio. O con el benjamín de un jeque árabe. Cuente así hasta un centenar de individuos que poco tienen en común excepto el hecho de ser en su mayoría hombres, y vivir de un producto comercial formidable: los Juegos Olímpicos. Usted quiere que le confíen su joya más preciada. ¿Cómo lo haría? ¿Qué les diría?

“Las conversaciones con los miembros del Comité Olímpico Internacional [COI] son mucho más prosaicas de lo que uno podría pensar”, asegura una persona conocedora del trabajo de la candidatura de Madrid. El trabajo más duro ya está hecho. El cerca de un centenar de miembros del organismo que decidirán hoy entre la capital española, Tokio y Estambul ya conoce al dedillo las características de cada proyecto. En el caso de Madrid, de ello se han asegurado el presidente de la candidatura, Alejandro Blanco, y su equipo, especialmente los tres miembros españoles del COI, Juan Antonio Samaranch Salisach, Marisol Casado y José Perurena. Han telefoneado, visitado, abordado y conversado con prácticamente todo el COI en diferentes reuniones o viajes para explicarles el proyecto. Además, todos cuentan con el informe de la comisión de evaluación que visitó las tres ciudades en marzo. Todos saben que las tres son buenas, y que, además, Tokio y Madrid son especialmente buenas. ¿Cómo convencerles entonces?

“Los miembros del COI votan pensando en lo mejor para el movimiento olímpico. Pero también tienen en cuenta sus preferencias subjetivas, y los intereses de aquellos a los que representan (una federación deportiva, una corriente política, etcétera). Lo fundamental es convencerles de que Madrid lo va a hacer bien. Y una vez que tengan esa seguridad, apasionarlos”, añade otra persona cercana a la candidatura. De ahí que la figura del Príncipe sea fundamental. No para explicarles lo que ya saben, sino para “seducirles”. “Si lo explica Blanco o Samaranch, escuchan. Pero no es lo mismo que si lo cuenta el Príncipe. Es una figura muy respetada en todo el mundo, incluso en los países republicanos existe cierta fascinación por la monarquía española. Les encanta tener la oportunidad de reunirse con él, de hablar con él”.

Las conversaciones con los miembros del COI son mucho más prosaicas de lo que uno podría pensar

Las ciudades candidatas cuentan con un par de salones para reuniones en el hotel Hilton de Buenos Aires, un edificio blindado en el que los miembros del COI se alojan, reúnen y deciden la sede de 2020 y a su próximo presidente. En principio, uno de esos salones podría ocuparlo Blanco o cualquier otro miembro de la candidatura, pero en estas últimas horas suele estar vacío porque en el otro ya está el Príncipe recibiendo a los votantes.

En el lobby del hotel o en sus restaurantes y bares se juntan los miembros informalmente para hablar, intercambiar opiniones... Al salón de las candidatas, sin embargo, suben con cita previa. A la hora señalada, allí les recibe el Príncipe, que cuenta previamente con un detallado informe sobre la persona con la que se va a reunir (circunstancias familiares y profesionales, aficiones, etcétera). ¿De qué hablan? “No se trata de contarles lo que ya saben, sino de mostrar interés, de escuchar sus preocupaciones, de convencerles de otra manera”, explican desde la candidatura española. De seducirles. ¿Y ellos cómo responden? “Son exquisitos, siempre tienen buenas palabras. Pero ninguno se moja”. Se dejan querer.

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