La llamada

Si algo define a la perfección la distancia que separa a la clase política de la ciudadanía fue la intervención telefónica de Fancisco Camps en la tertulia El cascabel (13tv) del pasado jueves. Se había hecho público el sumario, o una parte, de el caso Taula en el que se sugería que el expresidente de la Generalitat valenciana era, presuntamente, uno de los responsables del reparto de comisiones por obras adjudicadas. El día antes se había conocido también que el Tribunal Supremo aceptaba la petición del fiscal y abría una causa por un presunto delito de blanqueo de capitales a la senadora Rita Barberá.

La llamada telefónica de Camps fue el acabose: "Sin Rita Barberá no habría habido Eduardo Zaplana, y no habría habido José María Aznar, y no habría habido Mariano Rajoy y, por lo tanto, no habría habido Maroto. Estamos hablando de 24 años de historia de la ciudad de Valencia que han permitido que Valencia y nuestra Comunidad sean una potencia económica, lo hayan sido hasta que están gobernando los que están gobernando, que son los que odian a Valencia y odian a España". Dicho de otra manera: si Rita Barberá hubiera nacido, por ejemplo, en Jaén, nos habríamos ahorrado a Zaplana, Aznar, Rajoy y Maroto. A veces el destino nos juega malas pasadas.

La potencia económica de su comunidad la describe perfectamente el Banco de España: "Según su deuda anual respecto al PIB, es la comunidad autónoma que tienen más deuda respecto a su PIB y según su deuda anual per cápita, los valencianos son los segundos más endeudados de España, 43.164 millones de euros en el segundo semestre de 2016", y la remata el actual gobierno comunitario: "La Generalitat Valenciana ha cerrado el ejercicio 2015 con unas pérdidas de 4.543,2 millones de euros, al haber tenido que provisionar deudas y compromisos del anterior Consell por valor de 3.084,57 millones". Gürtel, Calatravadas, Emarsa, Ciegsa, Imelsa, Feria de Valencia, aeropuerto de Castellón, Fórmula 1, visita del Papa... un sinvivir.